Niños inquietos: ¿Cómo gestiono la hiperactividad de mi hijo?
Los niños hiperactivos tendrán cierta complicación para concentrarse y mantenerse realizando una actividad determinada.
Ese exceso de energía podrá acabar con la paciencia de sus padres, que deberán seguir una serie de recomendaciones para tratar a sus pequeños.
Cuando nuestros hijos van creciendo podremos irnos haciendo a la idea de cómo será su personalidad. Así, observaremos si son inquietos, tranquilos, extrovertidos… En la mayoría de ocasiones, estas personalidades pueden ser complicadas, lo que nos hará consultarlo con algún experto. En algunos casos podremos ver que nuestro pequeño o pequeña tiene más energía de lo normal, tanta que incluso cuando nosotros estemos agotados, ellos seguirán totalmente activos y con ganas de juegos. Hay determinados niños que están dotados de una carga extra de energía y serán aquellos a los que llamamos ‘hiperactivos’. Serán los padres los encargados de tratar con la hiperactividad y de canalizar esa energía para crear un buen ambiente en la casa y, así, también, poder descansar.
Cómo saber si mi hijo es hiperactivo
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Para saber si nuestro hijo es hiperactivo o no, habrá que tener claras sus características: un niño con ese extra de energía hablará todo el tiempo y, también, con frecuencia, interrumpirá a las otras personas que haya a su alrededor. También, tendrán cierta dificultad para mantenerse sentados o quietos e incluso para concentrarse en una actividad determinada. Eso sí, cuando consiguen sentarse, lo que harán será mover continuamente los pies, las manos o hacer ruidos con la boca. De la misma forma, se moverán constantemente, saltarán, treparán, correrán y, en ocasiones, merodearán sin ningún sentido.
La hiperactividad y el TDAH
Como ya hemos comentado, lo más normal es que pierdan ese interés al poco tiempo de comenzar alguna actividad y brincan continuamente de un lugar a otro. Tampoco podrán resistir el impulso de tocar todo lo que está a su alrededor y, en algunos casos, puede que tendrán dificultades sociales. También, será normal que prueben a desarmar objetos y juguetes y que, luego, se les haga más difícil recomponerlos. Además, podrá ser que rompan las cosas con facilidad o se les pierdan.
Otra característica será que tengan dificultades para seguir las normas que se imponen en casa o que no terminen aquello que empiezan. Eso sí, les costará organizarse, serán muy descuidados con los detalles y tendrán cierta dificultad para dormir. Cabe destacar que la hiperactividad puede estar relacionada con un Trastorno de Déficit de Atención (TDAH), aunque no necesariamente será parte de esta condición. Hay niños que, sin otros factores que componen el TDAH, pueden presentar un exceso de energía que hace que se muestren más activos de lo normal.
Qué hacer con ese exceso de energía
En muchas ocasiones, cualquiera que sea la circunstancia, este exceso de energía lo que hará será generar cierta incomprensión con aquellas personas que se encuentran cerca. Con cierta desesperación se dan cuenta que no logran que llegue la calma. Y esto afectará tanto a pequeños como a mayores. Para evitarlo, podrás seguir una serie de recomendaciones para mantenerles ocupados y ayudarles a sobrellevar esa energía. Lo primero será que mantengáis una comunicación abierta, es decir, que habléis sobre lo que sucede y hacerles conscientes de aquello que puede ser molesto tanto para ellos como para las personas que les rodean. También, será muy importante ayudarles a escuchar cuando alguien les pide que dejen de hacer algo que es molesto y que sean capaces de interpretar ese lenguaje no verbal de los adultos.
Además, será ideal establecer una contraseña, que será importantísima para aquellos momentos en los que estén dando vueltas sin ningún control. Así, de una forma u otra, podrán regularse. Otra opción será animarlos a hacer un poco de deporte para que disfruten diariamente y que les sirva como desahogo. Habrá que darles la oportunidad de moverse, como cuando, por ejemplo, tienen que memorizar algo. Será muy importante que descubran sus áreas fuertes y que intenten potenciarlas, ya que así podréis descubrir cuáles son sus talentos y poner a su disposición el material adecuado y necesario para que los desarrollen. De la misma manera, habrá que anticiparse a distintas situaciones. Para ello, es necesario hablar con ellos, explicarles qué se va a hacer, cuánto tiempo vamos a estar en un determinado lugar y cómo se tienen que comportar. Será de gran ayuda que la mayoría de actividades se desarrollen en el aire libre para que haya más movilidad y habrá que reducir la ingesta de azúcares, ya que en exceso lo que hará el azúcar será potenciar su energía.
Podemos usar esa hiperactividad para mantenerlos todo el día ocupados y que, además, se sientan útiles y colaboren con algunas labores de casa. Además, no habrá que renunciar a imponerles aquellas tareas que deben realizar. Cuanto más conscientes seamos de esto, más les podremos ayudar. Los ambientes predecibles les ayudarán a no salirse de su control. Por eso, debemos saber que no les ayudará que haya una persona detrás de ellos controlando sus pasos e indicándoles que se detengan, que guarden silencio o que dejen de moverse. En muchas ocasiones, estos niños podrán sentirse desplazados e incluso rechazados por sus propios amigos.