Comunicación para un mejor desarrollo: todas las ventajas de usar lenguaje de signos con tu bebé
La lengua de signos para bebés es un método con más de medio siglo de historia, que permite a los niños comunicar sus necesidades desde los seis meses de vida.
Este sistema mejora el desarrollo del niño y la comunicación entre padres e hijos. En Divinity.es te contamos en qué consiste y cuáles son sus beneficios.
Mucho antes de aprender a hablar, los bebés tienen la capacidad de comunicarse. El llanto, la sonrisa o la carcajada son algunas de las herramientas que utilizan para expresar cómo se sienten o qué necesiten, aunque en ocasiones nosotros no tengamos las habilidades para descifrar sus mensajes.
Ahí es donde entra en juegos el lenguaje de signos para bebés, un método de comunicación temprana en el que se trabaja desde hace más de medio siglo y que se basa en enseñar a los bebés a hacer gestos sencillos con las manos. De esta forma, aprenden a comunicar con gestos muy simples conceptos básicos, como “ya no quiero más” o “dormir”.
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¿Cuáles son los beneficios de la lengua de signos para bebés?
Estos gestos están basados en el lenguaje utilizado por la comunidad no oyente. Los más comunes, que surgen de la Baby Signs Language, nacen a su vez de la lengua de signos estadounidense, pero también podemos emplear gestos basados en la española (LSE). Una opción muy interesante y útil para toda la familia, que fomenta la comunicación desde edades muy tempranas.
Este método, además, ayuda a reforzar el vínculo con los niños, por lo que cada vez son más las escuelas infantiles que lo introducen en sus aulas. Lo explica la educadora infantil y autora del libro ‘Comunicación con bebés: mis manitas hablan’, Miriam Escacena, en serpadres.com: “En todas las culturas enseñamos a los peques a tirar besitos o decir adiós con las manitas, y aprenden de una forma sencilla”, asegura. Por eso, Escacena propone “enseñarles más gestos, para que así tengan herramientas” con las que expresar sus necesidades sin tener que recurrir al llanto o las rabietas.
Todo esto se puede conseguir antes de que el bebé aprenda hablar. Según explica el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, los bebés de siete o nueve meses ya comprenden muchas palabras y, aunque “a nivel cerebral es capaz de repetirlas mentalmente”, el resto de su cuerpo no tiene la fuerza suficiente para vocalizarlas. Sin embargo, su destreza en manos y brazos ya es muy útil alrededor de los nueve meses de edad, lo que les permite comunicarse de manera eficaz mediante signos.
Además, algunos estudios sugieren que la enseñanza de este método contribuye a que los niños adquieran antes el lenguaje y a una mejor coordinación visual y muscular, así como un desarrollo intelectual mayor más adelante. No solo eso: para que el bebé desarrolle un apego seguro, necesita ver sus demandas y necesidades atendidas, y enseñarle a comunicarlas permitirá a los padres entender qué es lo que espera de ellos.
¿Cómo podemos enseñarle?
Este método, además de muy útil, fortalece el vínculo entre padres e hijos y permite que se conozcan mucho mejor. Los expertos aseguran que el bebé puede aprender a comunicarse por signos a partir de los seis meses de edad, aunque siempre con gestos, sonidos y necesidades sencillas. Tres meses después, el pequeño estará preparado para utilizar sus primeros signos, que seguirá usando hasta nueve meses después. Si, pasado ese tiempo, el bebé no es capaz de hablar, conviene llevarle a un profesional para descartar otras patologías.
Pero, ¿cómo sabemos realmente si el bebé está preparado para aprender lengua de signos? Según Escacena, debemos estar alerta a los mismos signos que nos dan vía libre para iniciar la alimentación complementaria: si puede mantenerse sentado con las manos libres, si señala cosas que quiere y empieza a desarrollar el movimiento de la pinza entre el pulgar y el índice o si intenta imitarnos, podemos empezar a introducir los signos en nuestra vida diaria.
Según Bilbao, para enseñar un gesto a un bebé, debemos seguir los siguientes pasos:
- Primero, debemos decir la palabra y hacer el gesto que le corresponde a la misma, como pecho. El tono debe ser alegre y el signo debería decirse sonriendo, para que el bebé lo interprete como un estímulo positivo.
- Inmediatamente después, se le da al bebé el estímulo del que le hemos hablado.
- Tendremos que repetir esto varias veces, pero, poco a poco, el bebé empezará a imitar el gesto. Al principio será apenas un movimiento ligero y poco coordinado, que podremos reforzar repitiendo el signo y dándole lo que pidió hasta que él pueda hacerlo por su cuenta. Si quieres ayudarle, puedes ayudarle a hacer el signo cuando creas que te está pidiendo ese estímulo.
El lenguaje de signos es un sistema muy útil y beneficioso para el bebé, pero también para sus padres: no solo refuerza las habilidades del niño, sino que mejora el vínculo entre los miembros de la familia. Un bebé atendido es un bebé más sano, así que, ¿por qué no probarlo?