"Mi hijo tiene 3 años y no habla": síntomas que indican que debemos ir al logopeda
Si observamos que el niño tiene problemas con del lenguaje habrá que llevarle a un especialista para que valore su situación.
Cuanto antes se intervenga, mejor será para el niño. A medida que van creciendo, las dificultades a las que se enfrentará serán mayores.
Hoy en día es muy común restarle importancia a las señales que muestran los niños cuando están en periodo de aprender a hablar o a expresarse. Muchos padres se encuentran que sus hijos tardan más en desarrollar el habla y el lenguaje y tienen la firme convicción de que esto cambiará con el paso del tiempo. Cuando el niño vaya creciendo, desarrollará mejor sus competencias. Pero no siempre es así y esta espera se puede hacer perjudicial para el menor. Desde la Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología (AELFA) explican que habrá que distinguir con claridad entre los distintos componentes afectados en los trastornos del lenguaje como el habla, la gramática o el vocabulario, así como los procesos de comprensión y expresión.
¿Por qué necesitará el niño ir al logopeda?
Por eso, habrá que dejar de lado los pensamientos de “ya pasará” o “es cuestión de la edad, ya aprenderá a hacerlo bien”. Se tendrá que intervenir cuanto antes para una buena evolución del niño. Por eso, los especialistas recomiendan que los padres y madres se pongan en contacto con un logopeda si los niños muestran dificultades que no son propias de su edad. Tales como no gesticular, no socializar, dificultad de comprensión, problemas para expresarse y aquellos niños que tengan problemas para hablar como los demás.
Eso sí, los problemas en el lenguaje pueden ser síntomas secundarios de algún otro trastorno general en el desarrollo como el autismo o el síndrome de Down. Por eso, diagnosticarlo cuanto antes nos ayudará a saber qué tiene nuestro hijo. Aunque sí es cierto que hay algunos niños que, durante el aprendizaje, les pueden surgir distintos problemas que harán que este proceso sea más lento. Este último caso es el más común y el más complicado de identificar. Como apuntan desde AELFA es complicado dar un diagnóstico adecuado. Para ayudarte a valorar cuándo debes llevar a tu hijo al logopeda tendrás que tener claro cuáles son las etapas de los niños, desde que son bebés hasta los seis años. Además de los síntomas a los que tenemos que estar atentos.
Cómo detectar que el niño tiene que acudir al logopeda según su edad
Las primeras señales de alarma aparecerán cuando el bebé no llore de forma habitual ni emita balbuceos o una sonrisa social. Lo normal será que, durante esta etapa, el bebé comience a interesarse por su alrededor y a intentar expresarse. También, es muy característico que sean capaces de relajarse con la voz de la madre y sienta interés por ciertos rostros. Hasta el primer año, si observamos que nuestro hijo solamente se expresa mediante vocales y no se involucra en los juegos infantiles para su edad, tendremos que plantear llevarlo al logopeda. Desde los seis hasta los doce meses, el niño comienza a realizar algunos juegos orales y repite algunas palabras como “ma-má”.
Entre el año y el año y medio será preocupante si el bebé no dice tres palabras, detectamos que se olvida de algunas habilidades orales ya aprendidas o si tampoco hace el esfuerzo por señalar lo que le rodea. Eso sí, el periodo más importante para el lenguaje estará entre los 18 y los 24 meses, cuando los niños comienzan a manejar unas 25 palabras y se inician en la sintaxis. No es normal que no diga nombres, como “mamá” o que no sea capaz de comprender instrucciones sencillas.
Entre los dos y los tres años, el niño comienza a formar frases con tres palabras y se interesa mucho por lo que hay a su alrededor, preguntando todo el rato “¿qué?”. Es por eso que si a los tres años no ha comenzado a hablar, tiene dificultades para seguir instrucciones o es difícil entender lo que dice, debéis acudir a un especialista. También, comprende órdenes verbales más difíciles. A partir de los cuatro años comienzan a tener más vocabulario y formulan frases extensas. Entre los cinco y los seis años se sienten más seguros y tienen más ganas de expresarse, además de relatar sus propias vivencias. Será considerado un signo de alarma si no nos entiende, no es capaz de contar sus propias historias.
Como apuntan desde la asociación, entre el nacimiento y los seis años se produce un periodo de extraordinaria plasticidad del cerebro. Por todo esto, si creemos que nuestro hijo sufre algún problema en el desarrollo del habla, lo mejor será acudir a un experto para que determine qué le sucede. Es muy importante contactar con un logopeda para que este problema no pueda incidir en otros como en su forma de socializarse o a nivel emocional. Además, a medida que van creciendo, las dificultades a las que se enfrenten serán mayores.