Solo hay que darse una vuelta por los comentarios en las imágenes de cualquier famosa o 'influencer' con hijos para verlo. Las opiniones y críticas sobre qué hacen con su vida, su cuerpo y sus retoños son el pan de cada día para muchas de ellas. Aquello que destapó el 'efecto Samanta', cuando la presentadora recibía una aluvión de represalias por hablar claro tras ser madre de mellizos desmitificando la maternidad como estado máximo de plenitud al que debe aspirar una mujer -a lo que se sumó junto a ella Soraya Arnelas, calificada de "mala madre" por salir a cenar con su chico semanas después de dar a luz, en su programa 'Samanta y…'-, sigue sin superarse a pesar de que atravesamos un momento en el que se habla menos de maternidad y más de maternidades.
Laura Matamoros se rebelaba ya harta a través Instagram en pleno viaje a Dubai con Dani Illescas tras recibir continuas críticas por estar viajando y no aparecer en redes sociales junto a su hijo Matías. "¿Pero esta chica no había tenido un bebé?", ¿Y su bebé viaje con ella también? ¿Cuándo disfruta de él? Vaya ritmo lleva desde hace unos meses..." o "¿Y Matías? Dios mío, hoy en día puede ser madre cualquiera…". A los que respondía, obligada a justificarse para acallar los comentarios negativos, con un tajante: "Qué cansina es la gente... ¿sabes lo que es la custodia compartida?".
Y más recientemente, Chiara Ferragni también tiraba de ironía para denunciar todas las críticas que le llueven desde que fue madre y continúa su trabajo como '¡nfluencer', en el que los posados y la continúa demostración de una estilo de vida aspiracional es por todos sabidos que son la norma: "-Eres madre, no puedes mostrar tu culo -¿Cómo te atreves a llamarte mamá si te vas de vacaciones sin él? –Deja de publicar fotos en el mar", escribía bajo una imagen en la que aparece en bikini en el mar.
Otras, como Malena Costa o Noelia López, que han vivido experiencias similares, han tomado por costumbre ir un paso por delante de sus 'haters' dando explicaciones preventivas en sus posts, en los que cuentan al detalle el por qué de algunas de sus decisiones en torno a la crianza de sus hijos ante el temor al acoso online -que se da sobre todo a mujeres de entre 18 y 30 años-. "Sí, tiene dos años y usa chupete. Dos años, no 20 años. Cada vez lo usa menos, ahora mismo para dormir y en momentos que necesita relajarse. Digo esto por los mensajes y comentarios cada vez que sale en alguna historia o foto con el chupete... Cada niño tiene sus circunstancias y su propio ritmo para todo, y no hay que comparar ni dar ejemplo nunca de nada", sentenciaba la modelo cordobesa al publicar una foto junto a su hijo en Instagram.
La idea que se ha perpetuado durante siglos es la de que existe una única forma de ser madre y de que serlo es el culmen de la vida de una mujer y su primer objeto de dedicación, ese ángel del hogar que ya criticó Virginia Woolf. Pero en las últimas décadas, con la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa, surgen exigencias añadidas. Hay que seguir siendo una madre ejemplar y perfecta ama de casa, pero también la profesional más brillante jugando, además, en un mercado laboral hecho a la medida de los hombres. Como explicaba Nuria Labari, periodista y autora de 'La mejor madre del mundo' en una entrevista con Divinity.es, "somos una generación bicéfala: tenemos una cabeza para ser madres y llevar el carrito y otra para ser hombres, para ser iguales que ellos". La superwoman no existe ni se la debe esperar.