Bebés nerviosos, irritados y con problemas para dormir: ¿Qué es el 'mal de ojo' y cómo se puede curar?
Hay etapas, sobre todo en los primeros meses de vida, en las que el bebé se muestra más irritado, cansado y sin ganas de dormir.
A esto se le denomina 'mal de ojo' y será una etapa que no durará para siempre, pero sí puede resultar complicada de gestionar.
Es muy posible que los bebés pasen una etapa en la que están muy nerviosos, irritados, con llantos recurrentes y con dificultad para el sueño. Esto se conoce como ‘mal de ojo’ y se trata de unos meses en los que el bebé estará mucho más inquieto de lo normal. Muchos padres llegan a perder la paciencia en este tipo de situaciones, aunque habrá que tener en cuenta que será algo transitorio y se irá calmando con el paso de las semanas. Además, tampoco habrá una razón clara que lo produzca, se apunta a que puede deberse a la salida de los primeros dientes o a etapas concretas de crecimiento.
Para controlar la situación, lo mejor será seguir una serie de recomendaciones para que el pequeño se encuentre mejor, pueda descansar y tú también puedas hacerlo con él. Pasar esos días tan complicados será difícil tanto para el pequeño como para sus progenitores y, por eso, habrá que buscar alguna solución para poder volver a una rutina. En Divinity, te contamos los consejos a seguir para calmar a tu bebé.
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¿Cómo identifico el 'mal de ojo'?
Si notas que tu bebé está irritado, que te reclama constantemente y no para de llorar es muy probable que llegues a perder los nervios. Aún así, será muy importante mantener la calma y, para ello, con paciencia y algunos trucos podrás comprender y gestionar el temperamento de tu bebé nervioso.
Identificar esta etapa no resultará complicado: el bebé no parará de moverse durante todo el día e incluso durante la noche; tendrá más dificultad para conciliar el sueño y se moverá mucho al dormirse, lo que hará que se despierte con mayor facilidad; reaccionará intensamente a los estímulos y también notarán cómo llora con más facilidad; también, al estar más inquietos, requerirán una mayor atención y compañía, así como actividad e interacción.
¿Por qué se produce el 'mal de ojo'?
Sí que es cierto que este tipo de rabietas se pueden dar por una necesidad básica, como, por ejemplo, que tenga hambre, frío o calor, que esté aburrido o que no esté cómodo con el pañal. En este caso, los padres serán los que tendrán que dilucidar qué es lo que le pasa a su pequeño. También, puede ser que el pequeño esté nervioso o inquieto puntualmente si sufre de alguna infección que le esté provocando dolor o molestar. Lo más común son los cólicos, aunque también podrán presentar otras patologías por las que habrá que acudir a un profesional.
Sí que es cierto que podrá haber bebés que se encuentren molestos de forma constante y esto significará que es su forma de ser. Por eso, el bebé tendrá un nivel de activación alto y se encontrará muy activo, reaccionando intensamente a todos los estímulos. Esto no se deberá a ninguna causa en concreto, sino que ese nerviosismo se considerará un rasgo de su temperamento. Esto podrá darse debido a su herencia genética y corresponderá a un nivel de alerta cerebral elevado y una alta reactividad del sistema nervioso.
También puede deberse a este 'mal de ojo' del que hablamos. Siendo una etapa concreta, con inicio y fin, la que el bebé sufre esta irritabilidad y este nerviosismo fuera de lo normal. Así, habrá que saber que este complicado comportamiento del pequeño será temporal y acabará desapareciendo.
¿Qué hacer para calmarlo?
En el caso de que notes que tu bebé más nervioso de lo normal, lo mejor será seguir una serie de recomendaciones. Habrá que ser flexible, ya que a los bebés más nerviosos les puede ser complicado seguir una serie de rutinas y horarios. Además, será muy importante conocer bien a tu pequeño, observándolo e, incluso, registrando cuándo está más nerviosos y cuándo no. Habrá que ofrecerle la oportunidad de expresarse correctamente y demostrarle amor, atendiendo a sus inquietudes de forma rápida y constante.
Eso sí, esto no quitará que tengas que poner unos límites, aunque estos tendrán que ser estables y flexibles. Por tanto, para relajar a un bebé lo mejor será mantener la calma, dejar que juegue y se entretenga solo, reducir la estimulación externa y, también, cogerlo en brazos. Además, será muy importante caminar, arrullarlo, hacerle un masaje con algún aceite especial y bañarlo. También, hay muchos padres que suelen decantarse por los ruidos blancos, que son sonidos rítmicos y monótonos, como una lavadora o una secadora, y que pueden llegar a calmar a tu bebé.