Tras saber que se está embarazada y después del furor de la noticia llega la gran incógnita: ¿será niño o niña? Por lo general, hasta la semana 20 de embarazo, más o menos, no se sabe el sexo del bebé. Por lo que el tema de empezar a comprarle ropita se paraliza hasta esas fechas en las que se confirme al 100%. Pero seguro que sabes que hay algún que otro método que puede ayudarte a conocer el sexo del bebé mucho antes y que parece que puede ser fiable por sus aciertos. Te hablamos del método Ramzi. ¿Quieres saber más?
Este método fue creado por el doctor Saad Ramzi Ismail y se basa en la posición de la placenta y de las vellosidades coriónicas para conocer si el bebé será niño o niña desde las primeras semanas de gestación. Es una técnica que se realiza sobre las primeras semanas de embarazo, así que si no puedes esperar a que pasen las semanas, este método podría ayudarte a resolver la gran incógnita.
Lejos de las grandes pruebas que te puedes imaginar lo que se necesita es una simple ecografía que el especialista tendrá que valorar según este método. Analizando la posición de las vellosidades coriónicas, que forman parte del tejido de la placenta, se puede determinar cuál es el sexo del feto.
En caso de que en la ecografía las vellosidades se encuentren a la derecha, parece que el embrión tiene muchas posibilidades de tener cromosomas XY. ¿Qué quiere decir esto? Pues que si no hay fallo, el próximo integrante de la familia será un niño. En cambio, si las vellosidades se colocan a la izquierda es probable que los cromosomas sean XX y el embrión que viene en camino sea una niña.
La interpretación hay que dejarla siempre en manos de los especialistas debido a que en las ecografías abdominales existe un efecto espejo, por lo que están invertidas y no aparecen en su ubicación real. Por eso mismo, si se descubren las vellosidades en la izquierda puede que no sea una niña, sino que hay que aplicar la inversión porque realmente está a la derecha y el bebé sería un niño. De esta manera, antes de crearse cualquier idea o ilusión, lo mejor es que sea el especialista quien determine la posición real y, por ello, el posible sexo del bebé.
En un principio parece sencillo, pero el método tiene su complejidad. Para la técnica se necesita una ecografía con doppler de flujo de color, que sirve para analizar el flujo de la sangre en las cavidades del corazón del bebé y se realiza a partir de la sexta semana de gestación, nunca antes. Una vez se consigue esta ecografía, que es rápida e indolora, hay que fijarse en una zona en concreto, donde se sitúa el saco gestacional, que es precisamente la parte en la que placenta se suele comenzar a formar.
Como comentamos, hay que observar justo en dónde está la placenta, no en el lugar en el que se encuentra el bebé. Una vez se detecta, el especialista analizará la dirección que toma la placenta, ya sabes que la derecha es probable que sea un niño y si va hacia la izquierda será una niña quien pronto llegue a casa.
Lo que preocupa a muchas madres es la fiabilidad de este método por lo pronto que se puede descubrir el sexo del bebé que viene en camino, pero estudios similares al del doctor Ramzi dan veracidad a su técnica, a medias. Esto se debe a que el porcentaje de acierto del sexo del bebé no es tan alto como para determinarlo como un método exacto y seguro. Por eso mismo, por mucho que hagas esta técnica, quédate con la duda hasta que se confirme al 100% con métodos realmente fiables, no vayas a llevarte una sorpresa meses más tarde.
En definitiva, el método Ramzi aún necesita de más investigaciones para convertirse en una manera confiable y eficaz para acertar el sexo del bebé en las primeras semanas de gestación. Por eso, lo mejor es quedarte con la recomendación de tu especialista y las pruebas que realmente dan un resultado fiable, aunque haya que esperar unas semanas más.