Mindfulness en niños: multitud de beneficios para ellos y una gran ayuda para las madres
El mindfulness es una técnica antigua de origen oriental que ayudará a despejar nuestra mente y a saber gestionar nuestras emociones.
Desde hace unos años, se ha comprobado que se trata de un método muy efectivo para los más pequeños, sobre todo para aquellos que sufren de algún trastorno.
Probablemente hayas oído hablar del mindfulness. Se trata de una técnica oriental de meditación que fue introducida en Occidente por Jon Kabat-Zinn. Está basada en una práctica o rutina de meditación terapéutica que tiene infinidad de beneficios emocionales y físicos. Uno de sus objetivos principales será el de reducir estrés y su técnica principal será la de centrar la atención en la respiración para focalizar la atención en el ‘aquí y ahora’. Además, también se buscará tomar distancia de los pensamientos y emociones y observarlos sin reaccionar de forma inmediata. Cabe destacar que esta técnica no solamente irá enfocada a los adultos, sino también a los más pequeños. En algunos países se propone como terapia para aquellos niños que sufren TDAH, ansiedad, depresión o trastornos del espectro autista.
El mindfulness en niños
MÁS
Distintos estudios han mostrado que los niños aumentan su atención, gestionan mejor las emociones y el estrés se disminuye tras ocho semanas de entrenamiento. Sí que es cierto que, en algunas escuelas más modernas, podemos encontrarnos con esta técnica como una rutina y su objetivo será ayudar a los estudiantes a mejorar académicamente y a disminuir el estrés. Además, durante el entrenamiento, los jóvenes podrán abordar aquellos temas que les preocupa, la respiración consciente y el heartfulness. También, hay otras familias que deciden practicar el mindfulness en casa, ya que será más económico y se podrá adaptar a los horarios de cada miembro.
Sus beneficios
Esta práctica tendrá un gran impacto y hará que se mejoren las relaciones entre los padres y los hermanos. Las personas que llevan a cabo esta técnica son capaces de modificar el comportamiento y aprender a no reaccionar directamente y reflexionar sobre sus actitudes. Por eso, se mejorará la capacidad de comunicación, se podrá gestionar de una forma más sana los conflictos y aquellas situaciones de estrés. El objetivo será proporcionar a los hijos habilidades para desarrollar conciencia de sus experiencias internas y externas. También, podrán reconocer sus pensamientos y entenderán cómo las emociones se manifiestan en sus cuerpos, además de proporcionar herramientas para el control de sus impulsos.
Cabe destacar que los resultados de esta técnica no podrán observarse inmediatamente, sino que habrá que esperar un tiempo determinado para ver cómo evoluciona el niño. Eso sí, los beneficios serán muy variados. Lo primero de todo será que el estrés y la ansiedad se verán disminuidos, además el niño podrá manejar mejor el estrés y se le dará las herramientas adecuadas para poder mejorar situaciones futuras. También, se mejorará la atención, focalizándose en lo que se tiene que hacer y en su rendimiento académico. De la misma forma, se aumentará la empatía y se producirá un desarrollo consciente de todo aquello que sentimos y pensamos, así como sobre cómo repercuten las emociones en nuestro bienestar físico.
Lo que tienes que saber para iniciarte en esta técnica
Los niños aprenderán técnicas de relajación, que serán aptas para cualquier momento de sus vidas. Además, le ayudará a resolver conflictos, facilitará su futuro gracias al establecimiento de metas, ayudará a mantener el equilibrio emocional, físico y psicológico y mejorará las habilidades sociales y el autoconocimiento. Eso sí, tenéis que tener en cuenta que iniciarse en esta técnica no será fácil y habrá que comprometerse al cien por cien. Para empezar, lo mejor será concentrarse en un sonido, como una campana o un cuenco tibetano. También, será muy recomendable practicar la respiración, que será uno de los puntos clave para que el mindfulness se desarrolle correctamente. Además, será fundamental ser capaces de escuchar el ambiente, fomentar una rutina de gratitud y poder reconocer los sentimientos, describirlos y reconocer cómo se manifiestan en su cuerpo.
Por tanto, si ya te has decidido a comenzar con esta práctica, lo mejor será que seas consciente de todos sus beneficios físicos y psicológicos. Además, no podemos olvidar de los buenos resultados que está teniendo en niños. Por eso, será muy recomendable si buscáis alguna escuela que proponga el mindfulness como actividad curricular o extracurricular. Eso sí, también podréis practicarlo en casa y en familia, para mejorar las relaciones entre padres y hermanos. La meditación no hará que la actitud del pequeño cambie de un día para otro, pero sí que es cierto que le ayudará a definir mejor sus objetivos, a ser más constante y a saber gestionar sus rabietas y sus logros. Por eso, el mindfulness será una herramienta más para gestionar la vida, las emociones con otros y las nuestras propias.