La crianza en general está rodeada de mitos aún por desterrar, y la lactancia materna se lleva gran parte de ellos. Ahora que sabemos con certeza los beneficios que tiene la leche materna en la salud y el desarrollo del bebé, es el momento de eliminarlos para siempre. Seguros que muchos te suenan, porque se han transmitido durante generaciones de madres a hijas, y olvidarse de ellos es lo mejor para que tú y tu bebé disfrutéis de la lactancia todo lo que podáis.
No es necesario comer más para obtener leche suficiente, ni para que esta sea de calidad. Lo importante es que la madre siga una dieta saludable y variada, de la que obtenga todos los nutrientes que necesita.
La cantidad de leche que una mujer produce no tiene nada que ver con el tamaño de sus pechos, ni tampoco de sus pezones. Las glándulas mamarias, sea cual sea el tamaño del pecho, tienen la función y la capacidad de producir la leche que el bebé necesita.
El bebé debe amantar a demanda, y es tan contraproducente forzarle a comer sin hambre, como no hacerlo si está pidiendo comer. De hecho, lo normal es que el bebé sienta necesidad de amamantar a menudo cuando es pequeño, y que vaya reduciendo las tomas a medida que crece.
Al contrario, el calostro contiene una gran cantidad de nutrientes necesarios para el bebé. De hecho, más que la leche que producirá el pecho a continuación, y es lo mejor que puede tomar un recién nacido para alimentarse en sus primeras horas de vida.
El parto por cesárea no afecta a la producción de leche, y no es imprescindible iniciar la lactancia inmediatamente después del nacimiento. En cuanto la madre esté recuperada de la anestesia puede comenzar a dar el pecho a su bebé en una postura que le resulte cómoda.
Se piensa muy a menudo que un bebé que llora es un bebé que tiene hambre. Pero puede haber otros motivos que le lleven a llorar, ya que esta es la única forma que tiene de comunicarse. Puede tener sueño, molestias, calor, sentirse incómodo o demandar contacto físico. Y si es por hambre, la solución es volver a ponerle al pecho.
Antes de ofrecer el segundo pecho, se debe dejar al bebé terminar el primero, ya que la leche del final es muy rica en grasa, y para obtenerla debe vaciar el pecho. Si luego no quiere el otro, puede ser por el que empiece la siguiente toma.
Hay muchos medicamentos compatibles con la lactancia, que llegan al bebé a través de la leche de forma inocua. Son pocos los tratamientos que impiden continuar con la lactancia, y siempre habrá de ser el médico el que indique qué se debe hacer en cada caso.
La lactancia no afecta a la firmeza del pecho. Esta depende de otros factores, como la laxitud de la piel, la edad, la genética o la cantidad de grasa corporal.
Esta creencia no tiene nada de cierto. Aunque te hayas implantado una prótesis para aumentar el tamaño de los pechos, no va a interferir lo más mínimo con la lactancia.