De fortalecer vínculos emocionales a la mejorar la capacidad respiratoria: beneficios de la natación para bebés
La natación para bebés les proporcionará una gran cantidad de beneficios.
Aunque siempre habrá que practicar de la mano de profesionales, que harán que el ejercicio se desarrolle correctamente.
El agua siempre es un medio estupendo para el desarrollo del niño. Muchas mujeres deciden llevar a cabo su parto en una bañera, lo que hará que la llegada al mundo del niño sea menos traumática. Por eso, desde edades muy tempranas, es recomendado que acudan a clases de natación, aunque siempre bajo la atención de un profesional y si es en piscinas específicas para bebés, mejor. Los especialistas recomiendan la matronatación, una práctica que incluye a especialistas, al padre, la madre y, como no, al propio bebé. Estimular al niño en edades tempranas y en un entorno adecuado será muy recomendable y beneficioso para su salud.
Los beneficios
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Los beneficios son variados. Entre ellos, destaca el aumento de habilidad en los músculos, los huesos y la coordinación corporal. También, estimula el autoconocimiento del cuerpo y el sentido del tacto, debido al chapoteo, el movimiento de las inmersiones y en las acciones que desarrollan los padres.
Además, enriquece las experiencias motrices de los niños; se podrá realizar la actividad con música, lo que facilitará el ritmo y la coordinación. Tranquilizará y estimulará el bebé en lo que al agua se refiere. También, ayudará a que el niño se mantenga en forma y mejore su tonicidad muscular.
La natación fortalecerá su capacidad respiratoria; no habrá que realizar inmersiones desde el primer día, ya que primero será necesaria la confianza con el medio acuático. Por ello, habrá que armarse de paciencia y que los padres le trasmitan sus buenas sensaciones con el agua. Además, habrá que enseñarle a adaptarse a los cambios.
El agua aumentará su resistencia a los cambios de temperatura y a la fuerza. Además, el movimiento y el sonido les ayudará a relajarse y a sentirse más cómodos. También, con la natación se estimulará su conciencia y la habilidad para poder salir airosos de las dificultades; al dominar su cuerpo en un medio seguro, el niño se sentirá muy satisfecho.
El bebé verá fortalecido su vínculo entre el papá, la mamá y él mismo. Unos padres que se integran en la actividad y se desviven por su hijo, serán unos padres que ganarán en calidad de vida, al igual que lo hará el niño. Hacer ejercicio físico siempre será una buena idea y así se minimizarán los riesgos de padecer diabetes u obesidad.
¿Cuándo empezar?
Respecto a cuándo deben empezar, lo más recomendable será que se inicie en la bañera de casa, desde los primeros días, siempre que esté curado del ombligo. En el caso de la piscina, podrá iniciarse en la práctica cuando reúna las condiciones adecuadas en cuanto a temperatura y tratamiento del agua. También, será muy importante que tanto el bebé como los padres se encuentren preparados para realizar esta actividad y cuenten con la ayuda de un profesional. Cuando introduzcas al bebé en el agua, tendrás que tener en cuenta que no nadará enseguida.
Al principio, será complicado que se desarrolle en el agua, aprenda a moverse de forma armoniosa, a desplazarse en distancias cortas desde muy pequeño, a valorar los peligros de hacer algo a solas, a girarse y flotar… Algunos llegan a hacer todas estas actividades a partir del año y medio y otros cuando ya han cumplido los dos. Respecto a nadar, lo más normal es que comiencen a hacerlo a partir de los tres años, pero si un bebé no se ha acostumbrado al agua desde edades tempranas, lo más probable es que no sea hasta tres y medio o los cuatro años.
Los babyspas
Una de las técnicas más novedosas de los últimos años es el Babyspa, un espacio para los más pequeños donde pueden crecer en confianza, relajarse y aprovechar las sesiones de hidroterapia y masaje que ofrecen. Estas sesiones están recomendadas a partir de los dos años de edad y son una experiencia sensorial que fomenta el desarrollo cerebral y físico y ayuda a crear un vínculo más fuerte entre los padres y los hijos. Los movimientos dentro del agua fortalecerán los músculos y la estructura ósea, así como incentivarán al bebé en todos sus movimientos articulares. En estos babyspas podrán desarrollarse hasta los seis meses de edad.
Además, las sesiones de hidroterapia suelen estar complementadas con unos masajes terapéuticos para estimular la movilidad articular y mejorar tanto la alimentación como el sueño del bebé. En la mayoría de los centros especializados, estas técnicas de masajes son impartidas por profesionales en fisioterapia infantil, con el objetivo de reducir los cólicos y estimular su relajación.