¿Con cuántos meses puedo apuntar a mi bebé a natación? Las ventajas de este deporte para tu pequeño
Hacer deporte será importantísimo desde edades tempranas.
Uno de los más beneficiosos será la natación, una actividad muy recomendable para los más pequeños.
Practicándola, se desarrollarán los sentidos de los pequeños y su musculatura.
El deporte será muy importante en la vida de todos y, por eso, se deberá empezar a practicar desde bien pequeños. Uno de lo más recomendados será la natación, que estimulará los sentidos del bebé y tendrá un efecto positivo también en la madre, que podrá recuperarse tras el parto más fácilmente.
Cuándo comenzar con la natación
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En el caso de que te hayas planteado comenzar con la matronatación puede ser que te preguntes cuándo será el mejor momento. Debes saber que, durante los meses de gestación, el pequeño ha ido creciendo en el útero con el líquido amniótico, es decir, en un medio acuoso. Por eso, al nacer, sus sentidos están casi desarrollados y pueden abrir los ojos y enfocar la mirada bajo el agua.
La matronatación será buena para el esqueleto y la musculatura, para el sistema respiratorio y el entrenamiento de la comunicación. Así, el mejor momento para comenzar con la matronatación deberás decidirlo tú misma, aunque eso sí, los pequeños no deberán entrar en las piscinas públicas antes del cuarto mes de vida. Por tanto, entre el cuarto y el sexto mes de vida será el momento perfecto para que los pequeños comiencen a ‘nadar’.
¿Con o sin monitor?
Algunos padres se decantan por nadar ellos solos junto a sus pequeños. Otros querrán hacerlo con un monitor. Lo cierto es que esto último os proporcionará una infinidad de ventajas. La adaptación al agua se realizará de forma divertida, se enseñará a los padres distintas técnicas seguras para sujetar al pequeño y aprenderán a aprovechar todas las posibilidades de movimiento del bebé.
El bebé necesitará contacto físico y seguridad
Antes de eso, lo mejor será que juegues un poco con el bebé en la bañera, transmitiéndole cierta seguridad. También, será importante mantener el contacto físico, así como hablarle o cantarle mientras está en contacto con el agua. De esta manera, se incluirá como una rutina de la que el pequeño disfrutará siempre dentro de los mismos horarios.