Niños con altas capacidades, un reto para los padres
Cómo actuar con un niño con altas capacidades puede generar muchas dudas en los padres
La rebeldía que muestran o el fracaso escolar son algunos de los rasgos que más despistan a muchos progenitores.
Detectar a un niño con altas capacidades y ofrecerle las herramientas que necesita para crecer conforme a sus posibilidades sigue siendo un tema complicado aún para muchos padres y profesores. Parece que ya vamos dejando atrás la idea de que los niños con altas capacidades son los que responden al perfil del “cerebrito”, ya que en realidad muestran una serie de rasgos que en ocasiones pueden despistarnos más que orientarnos, y detectarlos requiere la realización de una serie de pruebas que abarcan diferentes capacidades e inteligencias múltiples.
Fracaso escolar e hipersensibilidad, entre los rasgos destacables
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No existe todavía un consenso por parte de los especialistas para definir el concepto de altas capacidades, ya que no dejan de avanzar las investigaciones en esta dirección y en el paradigma de la inteligencia en general. Hasta hace poco solo se utilizaba el término “superdotado” y se aplicaba a niños que tenían un CI (Coeficiente Intelectual) de 130 o superior. Pero a día de hoy el CI no sirve como único dato para detectar las altas capacidades, ya que las inteligencias son múltiples y, además, no son estáticas.
En cualquier caso, hay rasgos que pueden ayudarnos a pensar en que nuestro hijo tiene altas capacidades. El fracaso escolar, que antes podría alejarnos de la idea de encontrarnos ante algún rasgo de superdotación, puede resultar un factor en la detección de estos casos. Del mismo modo que la hipersensibilidad que muestran hacia determinados estímulos externos, como la luz excesiva o la música muy alta, que les resulta especialmente molestas. También son muy sensibles a las emociones, y en ocasiones pueden verse desbordados por aquellas que por su edad no están capacitados para gestionar.
Las actividades cotidianas pueden ser un reto
Estos rasgos y otros muchos pueden hacer que el día a día llegue a resultar complicado. En ocasiones, un acto tan cotidiano como vestirse, puede resultar un tormento para el niño y para sus padres, ya que pueden rechazar la ropa por razones como que les produzca un mínimo picor o roce, que les moleste la etiqueta, la textura o el color de la prenda.
Pueden ser reacios a acatar órdenes si no entienden desde su razonamiento crítico para qué sirven, lo que se traduce en rebeldía ante la autoridad adulta en situaciones que no deberían en principio suponer un problema. También se produce una falta de sincronía entre la evolución de factores como el social, el físico y el afectivo, que puede provocarles episodios de ira y frustración. Todo esto puede convertir el día a día en una sucesión de conflictos que como padres nos resulte difícil gestionar y nos despierte dudas acerca de si estamos actuando de manera correcta o no.
¿Cómo puedes ayudar a tu hijo?
Si has confirmado que tu hijo tiene altas capacidades o lo sospechas y aún no has contactado con ningún equipo profesional que te ayude a confirmarlo, seguro que puedes ayudarle a él (y también a ti) si sabes qué pautas puedes seguir para beneficiarle.
- Ante todo, es un niño: que tenga altas capacidades no significa que tu hijo sea un 10 en todo. Comete errores y fallos como de manera inintencionada como cualquier otro niño. Ten paciencia y no le pidas que parezca perfecto, porque no lo es ni tiene que serlo.
- Realiza con él actividades que sean de su interés: llévale a museos, exposiciones, al teatro y a cualquier sitio que pueda resultar de su interés, porque su ansia de conocimiento necesita verse alimentada, y le ayudará a estar más feliz y tranquilo.
- Alienta sin presionar: los niños con altas capacidades son muy autoexigentes y necesitan sentir que sus esfuerzos van bien encaminados y llegan a buen puerto. Acompáñale en su camino como una voz de aliento y apoyo, pero sin añadirle más presión de la que él mismo se pone ya de por sí.
- Escúchale: su cabeza suele estar en constante actividad y no deja de preguntarse por todo lo que le rodea, sobre todo en los grandes temas de la vida como son la muerte, el amor o la justicia. Permítele saber que puede contar contigo para comunicarte lo que piensa y que le ayudes a encontrar respuestas a sus inquietudes.
- Refuerza sus logros: marcarse altas metas le puede llevar a grandes frustraciones, y saber reconocer sus logros le ayuda a valorar lo que es capaz de hacer en cada paso que da hacia uno mayor, sin que solo importe el resultado final, al que muchas veces no va a ser capaz de llegar por las limitaciones propias de su edad.
- Mantén la disciplina: aunque su cuestionamiento del orden les lleva a mostrarse rebeldes con las rutinas y disciplinas, las necesitan. No permitas que tenga un comportamiento inaceptable y ayúdale a seguir pautas diarias de estudio y a cumplir con los horarios que le benefician.
- No lo compares con otros niños o con sus hermanos: tener altas capacidades no le hace mejor ni peor que el resto, y cualquier tipo de comparación no le beneficiará ni a él ni a sus hermanos, pudiendo alimentar únicamente sentimientos de frustración, celos y rechazo.