"He donado óvulos por altruismo y por motivos económicos": hablan mujeres que permiten a otras ser madres
Hablamos con mujeres que se sometieron a una ovodonación, una práctica con 60-70% de efectividad de embarazo
Las mujeres deben estar sanas, contar con buena reserva ovárica y tener entre 18 y 35 años
El proceso suele alargarse durante tres o cuatro meses e incluyen controles médicos y psicológicos, además de tratamiento hormonal y punción folicular
Corren tiempos complicados para ser madre, sobre todo para aquellas mujeres que por cuestiones sociales (realización profesional, ausencia de pareja…) deciden dar el paso más allá de los 40 años. A partir de esa edad, las probabilidades de embarazo natural se reducen drásticamente, en muchas ocasiones porque los ovocitos son de mala calidad, existe un mal funcionamiento de estos o el número resulta insuficiente. La donación de óvulos, un procedimiento regulado en España desde 1988, permite la consecución de esos anhelos maternales. Las donantes son mujeres jóvenes que, de manera voluntaria, altruista y anónima, ayudan a las receptoras a gestar por sí mismas, después someterse a un procedimiento que culmina en un quirófano con la extracción de los gametos. Hemos hablado con dos jóvenes (cuyas identidades reales mantenemos en el anonimato) que un buen día decidieron dar el paso y nos han relatado cómo fueron sus experiencias.
MÁS
Motivaciones altruistas y preocupaciones de las donantes
Ana (nombre ficticio de la primera donante) tenía apenas 21 años cuando se animó a donar de óvulos. "Realmente lo hice porque una amiga me contó lo buena que fue su experiencia y fui a informarme a la misma clínica", comenta esta joven, que se encontraba estudiando por aquel entonces. Elena (segunda donante), de 24 años, se decantó tras una conversación con su ginecóloga, que le habló de la posibilidad de donar sus gametos. "Yo no tenia ni idea y creo que es un gesto a tener muy en cuenta. Así que me informé en la clínica del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) de Barcelona para saber cómo podía afectar a mi salud y ya lo he hecho en dos ocasiones, la primera en septiembre pasado y la segunda, recientemente", comenta.
"Por ambas cuestiones, altruismo y motivos económicos. Conocía varios casos de mujeres que no podían tener hijos y eso fue lo que hizo que me decidiera. Pensé, si yo puedo hacerlo y es algo que a mí no me va a afectar, ¿por qué no ayudar a otras mujeres?", indica Ana, que recibió 900 euros de compensación económica. "No es algo que hagas de un día para otro, es un proceso largo, en el que pones tu cuerpo en juego", destaca. En el segundo caso, la donante desconocía la existencia de un resarcimiento monetario, es más, creía que la cantidad era similar al de la donación de semen y, afirma que "compensó sobradamente" las molestias del procedimiento.
Desde la primera visita hasta la extracción, en el caso de Ana, pudieron pasar entre tres y cuatro meses, en los que se llevaron a cabo exhaustivos controles médicos y psicológicos, además de análisis, ecografías y tratamientos hormonales antes de la fase final: la punción folicular en quirófano bajo sedación. "Cuando miré en internet me asusté un poco porque lees todo tipo de cosas. Pero la verdad, ha ido todo muy bien, no ha afectado a mi vida personal ni laboral, trabajo en turnos rotativos y amoldaba las citas a mis horarios", señala Elena, que destaca, además, lo conciso que fue para ella el tratamiento y la seguiridad que le reportaron los chequeos tras la intervención, para vigilar que todo estaba en orden.
Para Ana también fue como la seda. "Recuerdo que el primer mes solo eran citas con una psicóloga para ver conocer más y saber cómo me encontraba. En el segundo mes, empecé con el tratamiento farmacológico y en el tercero, se inició la estimulación ovárica. Todos los días, durante un mes y a la misma hora, tenía que pincharme. Es fácil y sencillo, y te lo dice alguien que siempre ha tenido miedo a las agujas", asegura.
"Soy la persona más aprensiva del mundo, me daba terror, pero la verdad es que tanto la primera como la segunda fueron súper rápidas
Punción ovárica rápida, cómoda y sin efectos secundarios
La extracción de los ovocitos fue también cómoda y muy rápida. "Entré a las cinco y a las siete de la tarde ya estaba en casa, sin molestias y no experimenté nada anormal", indica Ana, que, por ahora, no tiene pensado repetir, aunque no lo descarta dentro de un par de años. "Soy la persona más aprensiva del mundo, me daba terror, pero la verdad es que tanto la primera como la segunda fueron súper rápidas. No estuve en quirófano ni 20 minutos, aunque dependerá mucho de cada persona y del umbral del dolor, pero yo no he tenido dolores, ni molestias. Quizá algún cambio hormonal, pero nada más", señala Elena.
Ninguna de las dos se ha planteado la maternidad por ahora, entre otras cosas porque son jóvenes y la situación sociolaboral actual no es precisamente la más óptima, pero se muestran tranquilas al saber que ginecológicamente están perfectas, son mujeres sanas y fértiles. Elena no descarta, aunque no se lo había planteado hasta que llegó a la clínica, la posibilidad de congelar sus propios óvulos de cara al futuro, "un plus que hay que tener en cuenta", pese a que en estos momentos no lo tenga en mente.
La tasa de efectividad de la ovodonación supera el 60-70% en el primer intento
El testimonio de sus vivencias pueden servir a otras mujeres a dar el paso, informarse y decidir si desean donar para ayudar a otras mujeres. "Es un tema que trato con total normalidad y lo he hablado con mi familia y amigos. Considero que es importante que la gente esté informada, saber en qué consiste y luego que cada uno haga lo que considere, según su criterio", concluye Ana.
Considero que es importante que la gente esté informada, saber en qué consiste y luego que cada uno haga lo que considere
La ovodonación es una técnica que cuenta con varias ventajas frente a otras técnicas de fertilidad como la tasa de éxito, que suele superar el 60-70% de efectividad, tal y como recuerda el doctor Agustín Ballesteros, director del IVI Barcelona, Lleida y Girona. Además, los óvulos que se donan suelen ser de mujeres jóvenes, como los perfiles de las dos donantes anónimas de este artículo, por lo que son óvulos muy sanos. La receptora apenas necesita tratamiento previo con medicamentos, existe menos riesgo de aborto y tampoco reviste dolor alguno para ambas mujeres. Sin olvidar, que el desarrollo del bebé es óptimo, tal y como aseguran desde la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).