El último parto de Verdeliss, que la influencer compartió en redes, tuvo un gran alcance mediático. Lo que más llamó la atención fue que el parto lo realizará en casa y que el resto de sus hijos estuvieran presentes. Pero, también, fue muy comentado que el parto se produjo dentro de una piscina instalada en una de las habitaciones de la casa.
Dar a luz en el agua es una posibilidad que ofrecen a día de hoy numerosas clínicas y que es muy habitual en otros países, aunque en el nuestro no es, ni mucho menos, la opción más demandada. Para llevar a cabo un parto en una piscina, es necesario que el agua esté a 37º, y que la mujer se sumerja en ella cuando el proceso de dilatación esté avanzado. Una vez dentro de la piscina, la madre podrá ir cambiando de posición según lo necesite y a medida que vaya progresando la dilatación.
Aunque, como decimos, no sea una práctica muy habitual en nuestro país, los expertos destacan ventajas de este tipo de partos, como que alivia los dolores de la madre y se acorta el tiempo de dilatación. Pero también señalan inconvenientes que pueden hacer que no nos parezca la opción más adecuada. Te contamos tanto las ventajas como los inconvenientes de los partos en piscina, dando por hecho que se realizan siempre bajo supervisión médica.
Uno de los principales beneficios de este tipo de parto es que el agua caliente alivia el dolor y favorece que la madre se sienta más relajada. Además, el agua crea una sensación de intimidad que es más difícil de alcanzar en un quirófano.
También se considera que, al nacer en el agua, los bebés adquieren el reflejo de inmersión que bloquea su respiración al sumergirse en ella, y que son capaces de mantenerlo hasta los seis meses.
Se favorece la circulación y oxigenación de la sangre del útero, lo que beneficia tanto a la madre como al bebé, que también recibe más oxígeno. Además, la dilatación es más rápida, por lo que puede agilizarse el proceso de parto y reducirse el tiempo de dolor.
El bebé nace en un entorno que le hace sentirse seguro y protegido, eliminando gran parte del estrés que le produce el momento del parto.
Entre las desventajas del parto en piscina se encuentra, principalmente, el riesgo de padecer infecciones. Que la madre defeque mientras empuja para que salga el bebé es algo habitual, y si el parto se realiza en el agua el riesgo de infección por este motivo aumenta considerablemente.
Por otro lado, si el ritmo de las contracciones no es el adecuado para que se produzca el parto, la relajación que tiene lugar dentro del agua puede ralentizarlas aún más. Por eso la recomendación es que la madre no entre en el agua hasta que la dilatación no esté avanzada.
Estar inmersa en el agua durante demasiado tiempo puede hacer que la madre se deshidrate, lo que entraña un gran riesgo tanto para ella como para el bebé. Para evitarlo es conveniente que beba agua a menudo.
Que el parto tenga lugar dentro de una piscina, y no en un quirófano, hace que la reacción a cualquier tipo de complicación médica sea más lenta, como que haya que realizar una cesárea de urgencia. Por todos estos motivos, los profesionales no se atreven a garantizar la seguridad de un parto en piscina, frente a un parto en quirófano.