· Lo primero es lo primero: en qué casos practicar el yoga embarazada y en cuáles no
"Si no hay contraindicación por parte de la ginecóloga o ginecólogo, como embarazo prematuro o amenaza de pérdida del bebé, siempre se puede practicar y beneficia mucho".
· ¿Cómo beneficia el yoga a las embarazadas?
Ayuda a dos niveles. "En el aspecto emocional ayuda a comprender lo que está pasando en tu cuerpo y la función nueva que vas a desarrollar en tu vida. Es habitual que a nivel interior surjan muchas dudas, inquietudes, malestares… Pero sobre todo ayuda en la parte física. Hay una serie de trastornos que se suelen incorporar a la vida cuando te quedas embarazada: nerviosismo, insomnio o carga física a nivel muscular y de articulaciones. El yoga ayuda a regular el sueño, a relajar el sistema nervioso, a mejorar el estado de la espalda y a movilizar las articulaciones", explica Belén González.
· Así cambia la práctica durante la gestación
"El cambio es total y además se adapta a cada etapa", señala. "Durante el primer trimestre, por ejemplo, yo no cojo embarazadas, ni aunque tengan la autorización ginecóloga. Es un periodo de enraizamiento y yo, personalmente, desaconsejo la práctica del yoga físico, aunque sí se pueden practicar por supuesto respiraciones, visualizaciones y meditación. A partir del segundo trimestre, siempre con precaución de no hacer impacto o de hacer posturas que requieran demasiado esfuerzo físico, se deben ir limitando las posturas que puedan presionar el vientre. Pero no tanto en ese sentido como en el tercer trimestre, que ya va muy dirigida la práctica al hecho de que la barriga va creciendo y va imposibilitando posturas que hay que ir modificando y enfocando también al momento del parto".
"Ni saltar, ni hacer esfuerzos grandes o movimientos bruscos y, sobre todo, no presionar el vientre", resume la profesora. Y subraya también que el planteamiento cambia completamente si se trata de una mujer que ya practicaba yoga o deporte con anterioridad o se inicia precisamente en este periodo. En el primer caso, "se alcanzará un abanico mucho más amplio de práctica y se llegará más lejos a nivel físico, mental y respiratorio durante el embarazo", como es el caso de Patricia Montero.
· Cambios en el centro de gravedad
Otra de las cosas que la actriz yogui repite en sus publicaciones es que ha cambiado su centro de gravedad y tiene que modificar la práctica por ello. "Cuando la mujer está embarazada cuesta mucho hacer posturas de equilibrio. No solo conforme avanza el embarazo y cambia en efecto ese centro de gravedad, sino incluso desde el primer momento, ese instinto de protección de tener dentro el bebé genera muchas veces miedo a caerse y les cuesta más hacer posturas de equilibrio, independientemente del volumen de la barriga. Además del cambio físico, se da esta reacción emocional y psicológica. Yo suelo ponerles una una silla al lado para que se sientan más seguras", explica la responsable de Yoga Yume.
· Posturas y prácticas que sí
"Posturas que alivian la circulación, mejoran las molestias en la espalda y el asiento pélvico (para trabajar esto se deben buscar posturas que benefician a nivel de cadera, abdomen, suelo pélvico…). Van encaminadas a aliviar las partes del cuerpo de la mujer que tiene una sobrecarga con el embarazo y a facilitar la labor del parto y la recuperación tras él. Las visualizaciones y meditaciones también ayudan a conectar con el bebé". Con respecto a las respiraciones, indica: "Ojo, la mayoría de las prayanas están contraindicadas durante el embarazo. Pero sí se pueden trabajar respiraciones que estén relacionadas con el momento del parto y con oxigenar convenientemente el cuerpo, muy sencillas y siempre acompañadas de su instructora de yoga para cualquier duda, malestar o inquietud que puedan sentir".
· Posturas y prácticas que mejor no
"En general, se deben evitar las que tengan impacto (como saltos), sobresfuerzo de carga muscular grande o las de resistencia muscular importante". Pero señala la relatividad según la experiencia yogui de cada mujer: "Si nunca se ha hecho una invertida, el embarazo no es el momento más adecuado para empezar a hacerlas". También ocurre lo contrario, como sería el caso de Montero: "Mujeres que, como las hacían antes, les apetece y las hacen con facilidad". Y conforme avanza la barriga, "se descartan las posturas que opriman el viente, incluso al principio, con la barriga más chiquita, no se debe".