Una de las pruebas que más esperan los padres, después de que nazca su bebé, es la del percentil. Se trata de una herramienta simple y sencilla que permitirá conocer el crecimiento y el desarrollo físico del niño, de manera que ayudará al médico a descubrir si el pequeño ha aumentado de peso, ha ganado algún que otro centímetro o si ha crecido el tamaño de su cabeza. Así, se registrará la altura, el peso y la circunferencia de la cabeza del niño para que el especialista compruebe si tiene un percentil adecuado en el momento de su nacimiento.
Hay algunos niños que pueden nacer con un percentil bajo, es decir, con un peso más bajo de lo normal para la cantidad de semanas en las que se ha producido el embarazo. Esto significará que serán mucho más pequeños que otros bebés con la misma edad gestacional. Un bebé, al nacer, puede pesar unos dos kilos y medio, si el parto se produce en la semana 37 de embarazo. Por tanto, aquellos que nazcan con un peso inferior a esa cifra, se considerarán que tienen un percentil bajo.
Pero, ¿por qué los bebés pueden nacer más pequeños? Esto se puede dar por condiciones genéticas, ya que si sus padres son más bajitos que la media, el niño también lo podrá ser. Aún así, la mayoría de bebés son más pequeños porque han tenido algún tipo de problema en el crecimiento. Muchos de ellos sufren una afección denominada restricción del crecimiento intrauterino y se da cuando al nacer no obtienen los nutrientes necesarios para crecer y desarrollar los órganos y los tejidos de forma adecuada. Esto podrá comenzar en cualquier momento durante los meses de gestación.
La restricción del crecimiento suele producirse debido a ciertos problemas de cromosomas en el bebé y, también, si la madre tiene algún problema grave u enfermedad. Esta suele desarrollarse a partir de la semana 32 de embarazo y está relacionado con diferentes inconvenientes.
Habrá ciertos bebés que serán de riesgo, como, por ejemplo, aquellos hijos de madres que tengan la presión arterial alta, una enfermedad renal crónica, diabetes, desnutrición, infección, que fume tabaco o que tenga un peso muy bajo. También, puede ser que se presenten problemas con el útero y la placenta y con el bebé que se está desarrollando, como un embarazo múltiple o problemas con los cromosomas. Aún así, sí que es cierto que los bebés que son pequeños para su edad gestacional podrán verse relativamente maduros, aunque tendrán un peso bajo y, también, menos masa corporal.
Estos bebés pueden haber nacido de forma prematura, antes de la semana 37 de embarazo, a término o a postérmino, es decir, después de la semana 42 de embarazo. Es decir, no todos los bebés con un bajo percentil tendrán que se prematuros. El diagnóstico suele producirse antes del nacimiento y, durante el embarazo, podrá calcularse el tamaño del bebé de diferentes maneras.
Así, se realizarán ecografías, un estudio Doppler de flujo sanguíneo y se pesará al nacer, comparando con su edad gestacional. En el caso de que le hayan diagnosticado un percentil bajo, muchos padres se preguntarán si tiene tratamiento. Lo cierto es que una vez que ha nacido, una opción podrá ser la incubadora, la alimentación por sonda, el análisis de sangre y, también, se podrá observar sus niveles de oxígeno.
Sí que es cierto que podrán presentar distintas complicaciones, como, por ejemplo, tener niveles de oxígeno más bajos de lo normal, una baja puntuación APGAR, aspiración de las primeras heces, bajo nivel de azúcar en sangre, dificultad para mantener una temperatura corporal normal y demasiados glóbulos rojos.
Para prevenirlo será fundamental una buena atención médica prenatal y será realmente útil para observar si podemos encontrarnos con algún problema en el crecimiento del bebé. Por eso, habrá que tener, también, un embarazo lo más sano posible. Habrá que seguir una dieta saludable, hacer ejercicio, no caer en el sedentarismo y alejarse de tabaquismo y de todas aquellas sustancias que pueden ser nocivas tanto para la salud de la madre, como del bebé.