Cuando llega el buen tiempo lo que más apetece es darnos un buen chapuzón. Pero cuando tenemos niños pequeños nos surgen una infinidad de dudas. Si tenemos la posibilidad de elegir nos preguntaremos si será mejor la playa o la piscina.
Lo primordial, más allá del lugar al que ir, es tener especial cuidado con los rayos de sol y cuidar la piel de nuestro bebé. Tendremos que recordar que son especialmente sensibles a la luz solar y, por eso, habrá que seguir unos determinados cuidados para prevenir posibles complicaciones.
Sí es cierto que no será lo mismo pasar ese rato de diversión en la piscina o frente al mar, pero las dos serán actividades que nos darán la posibilidad de descansar y de realizar algo diferente con nuestros pequeños. Además, seguro que ellos estarán deseando hacer castillos de arena en la playa y de chapotear en el agua de la piscina.
Por eso, tendréis que estar muy preparados para pasar esa jornada de diversión de forma segura. Aunque en la mayoría de ocasiones no sucede ningún susto, sí que es cierto que este tipo de actividades conlleva una serie de riesgos. Por eso, habrá que tener mil ojos y estar pendientes de los niños en todo un momento, ya que un pequeño despiste podrá hacer que nuestro día se estropee.
Como ya hemos comentado, ir a la playa o a la piscina son actividades con una mayor exposición de los rayos solares. En la mayoría de ocasiones, cuando los niños están jugando, no se percatan si les está dando la luz o no, tampoco se preocupan de beber agua o hidratarse, algo muy importante durante las jornadas de verano.
Por eso, podrán obviar las molestias leves que se asocian con los golpes de calor o con la aparición de las primeras quemaduras solares. En ambos casos habrá que proteger la zona de la cabeza de los niños, con una gorra o sombrero, y echarles bien de protector solar. Los niños más pequeños tienen una piel más fina y su capacidad de filtrar la luz solar es muy escasa, lo que hará que se quemen más fácilmente en menos tiempo.
Además, tienen menor capacidad de compensar las pérdidas de agua y padecen insolaciones con más facilidad. Aslí, lo mejor será elegir bien el horario de la playa o de la piscina al que queremos ir. Es muy probable que la piscina ya tenga unas horas establecidas, por lo que nos tendremos que adaptar a ellas y elegir las de menor proyección solar.
No será muy recomendable ir a pasar un día entero con nuestro bebé a la playa. En ese caso, siempre será una mejor opción la piscina. Para evitar los golpes de calor y las quemaduras, lo mejor es hacer exposiciones en franjas de no más de dos o tres horas durante los primeros días y podremos ir aumentándolas progresivamente, conforme van cogiendo más color y adaptándose. Pero, aún así, será muy recomendable no estar más de cinco o seis horas continuadas en la playa o en la piscina.
Por eso, habrá que evitar las horas centrales de sol. Sí que es cierto que en las piscinas solemos encontrar más zonas de sombra que en la playa, donde si no llevamos una sombrilla será complicado. Aún así, cabe destacar que los bebés también pueden sufrir por el calor, aunque se encuentren bajo una sombrilla, debido a las altísimas temperaturas.
Por eso, es muy frecuente que los más pequeños tengan fiebre después de un día intenso de playa. Una de las maneras de reducir las posibilidades de que esto suceda es dándole líquido, con cierta frecuencia. Aunque, sin duda, lo mejor será estar cubierto durante esas horas de máximo calor en algún espacio cerrado y fresco.
Respecto a qué momento del día ir a la piscina o a la playa, cabe destacar que por la mañana será cuando más potentes sean los rayos de sol. En cambio, por la tarde será más normal que estemos más horas en la piscina o en la playa sin llegar a quemarnos ni a sufrir otra complicación. Por eso, a la hora de elegir si quieres piscina o playa tendrás que tener en cuenta estos factores. Además, la piscina será más cómoda y práctica, ya que podremos disfrutar de una zona de césped en vez de la arena, que muchas veces puede ser bastante tediosa.
Aún así, seremos nosotros quienes tendremos que elegir lo que creamos que es lo mejor para el bebé. Por eso, tendremos que tener en cuenta una gran cantidad de factores y tendremos que velar siempre por la salud del pequeño. Habrá que evitar las largas horas de exposición al sol, que es uno de los peligros que conlleva la playa y la piscina.