El llanto del bebé, en la mayoría de ocasiones, puede llegar a ser desesperante, principalmente cuando no sabes bien qué es lo que realmente le pasa al pequeño. También, es muy posible que te des cuenta que al tener al bebé en brazos y si estás de pie este se calma, pero en cuanto, te sientas el llanto vuelve a aparecer. Esto es algo muy común y que, incluso está probado científicamente.

Fue la revista Current Biology quien publicó un estudio que se encargaba de mostrar cómo y por qué algo tan sencillo como ponernos de pie, cuando tenemos en brazos a un bebé que llora, puede llegar a tranquilizar su llanto. Este movimiento es algo instintivo y detrás de hay todo un proceso por el cual el pequeño se tranquiliza, les ayuda a dejar de moverse, a calmar el llanto y reducir su ritmo cardiaco.

Esta respuesta del bebé se debe a que, en el momento en que alguien se pone de pie con el bebé en brazos, sucede una coordinación de regulaciones centrales, motoras y cardiacas, que son un componente clave en las interacciones entre la madre y el bebé.

Ponerse de pie y caminar un poco, si se tiene a un bebé en brazos que llora, será mucho más efectivo que simplemente arrullarlo o acunarlo estando sentada o acostada. Por tanto, mejor forma de calmar al pequeño será mediante la combinación de envolver al pequeño, hacer o poner sonidos suaves y estar en movimiento.

Un recién nacido podrá llorar porque necesite algo o se sienta molesto. También, podrá ser porque tiene hambre, sed, frío, calor, el pañal está sucio o está cansado. Cuanto más pronto se atienda al bebé, más fácil resultará consolarlo, ya que hay estudios que han demostrado que será más difícil calmar a un bebé que lleva llorando más de cinco minutos. De esta manera, habrá que tener claro que no se malcría al pequeño si se le atiende cuanto antes.

Durante sus primeras semanas de vida, será normal que los bebés lloren hasta un total de dos horas al día, algo que con el trascurso de los meses se irá reduciendo de forma paulatina hasta llegar a un total de una hora al día. Aunque eso sí, todo dependerá del carácter del pequeño. Además, no habrá que olvidar que durante las noches se podrán producir los cólicos del lactante, que son episodios muy comunes a partir de la tercera semana de vida y pueden prolongarse hasta los tres meses.

Lo más común será que si el bebé llora es porque tiene hambre. Su estómago será muy pequeño y, por eso, necesitará que se le dé el pecho o el biberón cada dos o tres horas para que reciba los nutrientes necesarios para su crecimiento. Con el tiempo podrás descubrir por qué el bebé llora tanto e irás adquiriendo cierta experiencia y conocimiento que te ayudará a saber más rápidamente qué es lo que le pasa en cada momento.

Hay que tener en cuenta que, durante los primeros días fuera del útero materno, el bebé se irá adaptando a la temperatura exterior. Por eso, hasta que este momento llegue podrá ser que el pequeño se encuentre un poco molesto y no pare de llorar. Así, habrá que comprobar cuántas capas de ropa lleva y, sobre todo, los padres deberán mantener la calma, sin sentirse desamparados o frustrados.