Después del nacimiento del bebé es muy normal que observes sus progresos y cómo se encuentra. Este seguimiento será fundamental para reconocer que algo no puede estar yendo cómo debería. Así, uno de los síndromes que pueden darse es el de la cabeza plana o plagiocefalia posicional. Esto puede darse en aquellos pequeños que duermen en la misma postura, con la cabeza girada hacia un lado, es decir, cómo se encuentran la mayoría de tiempo.
Esto provoca que la cabeza esté aplanada, ya sea en un lado o en la parte posterior de la misma. Por tanto, será muy importante estar pendiente del pequeño y de cómo evoluciona para poder identificarlo a tiempo. Las causas de esta complicación son variadas, aunque la más habitual suele ser que el bebé tenga la cabeza aplanada debido a la postura que adopta para dormir. Los bebés suelen pasar muchas horas descansando boca arriba y la cabeza, en ocasiones, se aplana por el lugar donde la apoyan.
Esto no solamente podrá ocurrir cuando duermen, sino que también en las sillas de seguridad para el coche, los porta bebés, los cochecitos, carritos, los columpios y los saltadores. De la misma forma, los bebés prematuros serán más proclives a tener la cabeza aplanada, ya que sus cráneos son más blandos que los de los bebés a término y pasan mucho tiempo acostados sobre su espalda sin que los muevan ni los lleven en brazos debido a sus necesidades médicas, mientras que permanecen en la unidad de cuidados intensivos neonatales.
Este síndrome puede desarrollarse antes de salir al mundo, ya que si se ejerce presión sobre su cráneo por efecto de la pelvis de su madre o de su gemelo. De hecho, muchos bebés que nacen en partos múltiples tienen la cabeza más aplanada en algunos puntos. El hecho de que estén apretados dentro del vientre materno puede provocarles contracturas en los músculos del cuello, lo que dificulta que giren la cabeza. Esta afección se denomina tortícolis y debido a que a estos bebés les cuesta girar la cabeza suele mantenerla siempre en la misma posición.
Además, deberán invertir mucha energía en girar la cabeza y, por eso, aquellos bebés que tienen aplanamientos importantes en un lado de la cabeza tienden a permanecer en ese lado y sus cuellos se vuelven más rígidos por falta de uso. El síndrome de cabeza plana suele ser más fácil de detectar por parte de los padres. Por eso, habrá que tener mucha atención con su diagnóstico.
Los signos más característicos son que la parte posterior de la cabeza del bebé está aplanada, por un lado, suele haber menos pelo en esa parte de la cabeza y, también, si una persona mira la cabeza del bebé desde arriba, la oreja del lado aplanado se puede ver más adelantada que la otra. En los casos más graves, la cabeza puede sobresalir en el lado opuesto del aplanamiento y la frente puede ser más irregular. Para diagnosticarlo, los especialistas suelen hacerlo simplemente observando la cabeza del pequeño. Para evaluar la tortícolis, el médico verá cómo se mueve la cabeza y el cuello del bebé. Y, además, no suele ser necesario ningún tipo de prueba.
Será muy importante que se coloque al bebé sobre la espalda para dormir con el objetivo de prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante, incluso aunque el bebé tenga la cabeza aplanada. También, habrá que evitar columpios, sillas inflables y otros dispositivos que no sean los más seguros para dormir. Esto también ayudará a garantizar que los bebés puedan mover la cabeza de forma libre. Por tanto, los padres deberán cambiar la postura del bebé para dormir, llevar en brazos al pequeño y dejarle que pase un tiempo acostado boca abajo, sobre su abdomen.
La gran parte de los bebés con síndrome de cabeza plana tienen algún tipo de tortícolis. Por eso, la fisioterapia y un programa de ejercicios para hacer en casa suelen ser parte del tratamiento. Así, un especialista podrá enseñar ejercicios de estiramientos para que los hagan los pequeños y la mayoría de movimientos implicarán estirar el cuello hacia el lado opuesto al aplanado.