"Mi hijo no tiene amigos": cuáles son los motivos por los que no socializa y cómo puedes ayudarle
Cuando los niños van creciendo, los pequeños comenzarán a relacionarse y a crear sus grupos de amistades.
Eso sí, puede ser que esos niños no sean capaces de establecer esos vínculos sociales y que los padres comiencen a preocuparse.
Esto puede deberse a la personalidad de los pequeños o a que estén sufriendo acoso en el colegio.
Cuando los niños van creciendo van relacionándose con más personas y conformando su grupo de amigos. Los padres esperarán que sus hijos sean capaces de integrarse en distintos grupos de su misma edad, aproximadamente, ya sea en el colegio o en las clases extraescolares y que hagan amigos; pero puede suceder lo contrario, que los pequeños tengan dificultades para conformar esos grupos de amistad. Esto será una preocupación para los progenitores que no entenderán por qué su hijo no llega a relacionarse e intentarán ponerle remedio.
Y es que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, por lo que no tener amigos durante la infancia o tener dificultades para relacionarse puede provocar diversos daños emocionales en los niños como puede ser la sensación de rechazo, sentimiento de soledad, deterioro del proceso de madurez, problemas familiares, depresión o un estado de ánimo depresivo, mientras que disfrutar de un buen círculo de amistad puede hacer que se tenga un mayor equilibrio emocional y, además, favorece su desarrollo personal, así como manejar el estrés y mejorar la autoestima.
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Las razones por las que podrá no tener amigos
En el momento en el que te das cuenta que tu hijo no se relaciona con nadie puede ser que comiencen las preguntas en casa. Existen distintas razones por las que un niño no tiene amigos, como puede ser el acoso escolar, un acoso físico y/o psicológico al que el niño se ve sometido por otros compañeros, lo que provoca que se sienta rechazado y desarrolle un miedo o una inseguridad para entablar amistades con otras personas ajenas al acoso.
También, podrá ser que el niño sea rechazado por sus compañeros, lo que dará lugar a una falta de amistades. Este rechazo puede venir provocado por la actitud del propio pequeño, que podrá presentar cierta hostilidad y agresividad. De la misma forma, puede suceder que el pequeño tenga una personalidad dominante, lo que puede hacer que dañe a los demás, debido a su forma más agresiva de expresarse y determinar lo que él quiere.
Es posible que el pequeño llegue a acusar a sus compañeros, decepcionándoles con sus actos o con sus palabras hasta se rechazados. Además, el niño podrá ser rechazado por sus compañeros en el caso de que tenga malos hábitos que provoque molestias u ofenda a los demás. Como, por ejemplo, si exterioriza demasiada envidia o es incapaz de aceptar críticas constructivas.
Otra de las razones por las que el niño puede no llegar a relacionarse podría ser la falta de habilidades sociales. Esto jugará una mala pasada a la hora de relacionarse con los demás y más si siente cierta timidez o vergüenza o tiene falta de empatía o sensibilidad. La timidez hará que los pequeños sean incapaces o tengan más dificultades para entablar conversaciones, para afrontar nuevas situaciones o para relacionarse con los demás. En el caso de no tener mucha empatía, no será capaz de sentir compasión o piedad por los demás.
Cómo ayudar al pequeño
Muchas veces simplemente puede que los niños sientan cierta inseguridad y crean que son incapaces de establecer nuevas amistades, ya sea por vergüenza, timidez o miedo, lo que hará que les cueste mucho acercarse a otros niños para entablar una conversación o relacionarse con los demás y, por tanto, directamente prefieren no intentarlo. Además, las nuevas tecnologías podrán provocar que los pequeños se encierren más en sí mismos.
Pero, ¿cómo se puede solucionar? Los padres deberán enseñarles a iniciar una conversación y mantenerla, captar y responder a las señales sociales que puedan surgir, interaccionar de manera positiva con los demás, escuchar y entender lo que otros están diciendo, así como buscar niños con intereses similares a nuestros hijos.
Si el problema persiste y con la ayuda en casa no es suficiente, lo mejor será acudir a un profesional, un psicólogo infantil podrá ayudar al pequeño a socializar, así como a entender por qué le sucede esto y a llegar a las causas que han derivado en este problema.