Durante el embarazo surgen una infinidad de miedos. Es un momento donde debemos tener especial cuidado con lo que hacemos y con lo que comemos. Mantener una alimentación sana y el cuerpo en movimiento hará que esos meses sean más fáciles, tanto para la madre como para el bebé. Por eso, será muy importante seguir una dieta mediterránea y combinarla con algo deporte, ajustado a las características físicas de la mujer. Pero, ante todo, habrá que evitar ciertos alimentos que no serán buenos para esos meses de gestación. Entre esos, se encuentran las carnes, los pescados crudos o la fruta y la verdura sin lavar bien. Esto se debe a que estos productos pueden contener diversas bacterias, como la Listeria, la Salmonella o la E. Coli. Además, en esta lista también debemos incluir los quesos y las leches sin pasteurizar, ya que tampoco serán buenos para nuestro organismo por el riesgo de contraer alguna enfermedad.
Sí que es cierto que existen quesos pasteurizarados que sí se podrán ingerir durante el embarazo, aunque siempre deberá ser mediante supervisión médica. Será muy importante que estés informada de cuáles son aquellos que podrás tomar y cuáles no, ya que se trata de un alimento que puede ser realmente peligroso. Los quesos duros, como el Stilton, son los que suelen ser menos propensos a contener Listeria. No obstante, lo mejor será extremar las precauciones y consultar a tu especialista. En Divinity, te contamos qué quesos se pueden tomar durante el embarazo, aunque recuerda que la última palabra siempre la tendrá tu médico.
Lo primero que tenemos que saber es qué es la pasteurización. Se trata de un método por el que se procesan los alimentos y que es realmente útil. De esta forma, se reducen de forma segura las bacterias en los distintos productos lácteos, pero sin destruir sus nutrientes. También, se debe evitar cualquier queso suave elaborado a partir de leche no pasteurizada, aunque no haya sido madurado en moho y no contenga esas zonas veteadas azules. Como ya hemos comentado, hay ciertos quesos, como los duros, que serán menos propensos a contener Listeria, por lo que se podrán considerar más seguros para comer. Aún así, siempre habrá que consultar a un especialista para que nos dé las instrucciones adecuadas.
En el mercado nos podemos encontrar con una serie de quesos duros que serán más recomendables para comer durante esos meses de gestación. Entre ellos, el queso cheddar, edam, emmental, gouda, gruyere, parmesano, stilton y jarlsberg. Además de estos, existen otros quesos que se anuncian como ‘pasteurizados’, aunque siempre será tu labor confirmar que esto es cierto y que han sido elaborados con leche pasteurizada. Es el caso del queso mozzarella, el feta, cottage, queso crema, cuarc, ricota y algunos tipos del queso de cabra y otros quesos procesados, como el que se utiliza para untar. Por eso, siempre deberemos asegurarnos si están hechos con leche pasteurizada o no. La mayor parte del queso que hay en nuestro país es considerado seguro para comer durante el embarazo, ya que suelen estar realizados con leche pasteurizada. Aún así, siempre habrá que mirar bien las etiquetas.
Durante esos meses de gestación, como ya hemos comentado, la mujer tendrá que evitar ciertos quesos blandos, maduros y sin moho, al igual que aquellos que tengan vetas azules suaves. Esto se debe a que el riesgo de que contengan niveles más altos de listeria será mayor. En el caso del queso brie, azul, camembert, queso de cabra de corteza blanca, gorgonzola, roquefort y azul danés, habrá que tener especial cuidado ya que se podrán correr distintos riesgos. Por eso, en definitiva, cualquier queso blando, tierno o suave y que no esté pasteurizado, no será apto para comer a lo largo del embarazo. Independientemente del tipo de leche que se haya utilizado en su elaboración, no dando especial importancia si se trata de una de oveja, cabra o vaca.
Lo mejor, al tener más riesgo de contagiarse estos quesos con Listeria, es omitirlos en nuestra dieta. Esta bacteria podrá provocar listeriosis, una enfermedad que habrá que evitar y, sobre todo, en los meses de embarazo, ya que puede afectar gravemente al bebé. Además, las embarazadas presentan unas veinte veces más probabilidades de desarrollarla después de comer un alimentos contaminado, en comparación con otros adultos que están más sanos.