¡Cuidado con lo que come tu hijo! El riesgo de dar uvas a los niños menores de cinco años
Uno de los momentos de más disfrute para toda la familia es la Navidad, cuando sus pequeños pueden jugar libremente con sus primos, tíos..
Pero eso sí, habrá que tener especial cuidado con lo que hacen los más pequeños y habrá que prestar especial importancia a lo que se llevan a la boca, ya que, por ejemplo, las uvas pueden causar atragantamientos.
Uno de los momentos que más se disfrutan en familia son las Navidades. Por eso, es normal que muchos padres estén deseando reunir a sus pequeños con todos sus primos, abuelos y tíos, pero, eso sí, siempre con cuidado, ya que podrán enfrentarse a diversas complicaciones. Una de las más comunes, y peligrosas, es el atragantamiento, que puede producirse con las uvas en Nochevieja. Así, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello lleva años advirtiendo de los problemas que conlleva dar uvas a los pequeños de cinco años.
Por qué no es recomendable dar uvas a los más pequeños
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Además, han comentado que comer uvas, enteras, con pepitas y piel, se trata de la tercera causa de asfixia en los menores de estas edades y, por tanto, en la noche del 31 de diciembre habrá que tener especial cuidado con los más pequeños. Así, será muy importante que un adulto vigile qué es lo que están haciendo los niños en casa, aunque tengamos plena confianza en ellos. Al ser tan pequeños, no conocen todos los riesgos que entrañan sus decisiones.
Esta fruta, debido a sus cualidades en cuanto a su forma y a su textura, puede provocar una obstrucción de las vías respiratorias y, si no se actúa de forma rápida, puede llegar a provocar el fallecimiento del menor. Por eso, las uvas pueden llegar a deslizarse en la boca del niño, de forma involuntaria, sin ser masticada y actuar como tapón de las vías respiratorias, impidiendo la correcta respiración del pequeño. Por eso, se recomienda que los más pequeños se mantengan alejados de estas.
Cómo cambiar la tradición para los más pequeños
En el caso de que queramos seguir la tradición de las doce uvas, la mejor opción será que esta varíe un poco. Así, habrá que decantarse por modificar su forma, cortándolas en varios trozos, quitando la piel y las pepitas para que, así, se eviten estos episodios de aspiración. Además, cabe destacar que la mayor parte de los atragantamientos suelen producirse en aquellos niños menores de dos años. Será en esta franja de edad cuando no tienen todavía desarrollados los dientes y su sistema deglutorio es inmaduro. Por tanto, la posibilidad de que se quede algún cuerpo extraño o alimento es más alta.
Qué otros alimentos pueden provocar atragantamientos
Eso sí, los especialistas alertan que las uvas no son los únicos alimentos que pueden provocar atragantamientos. También, podemos encontrarnos con los frutos secos u otros objetos inanimados, como juguetes o piezas pequeñas de estos y, también, los globos, que son muy comunes en esas fechas. Además, los expertos recomiendan que no se les proporcione a los pequeños ningún tipo de fruto seco sin moler y recomiendan no hacerlo hasta los cinco o los seis años, por el alto riesgo que existe de atragantamiento o asfixia. Por eso, será muy importante que no accedan a cuerpos extraños o alimentos inadecuados para su edad.
En el caso de que se produzca un atragantamiento, lo más probable será que este se solucione en cuanto el pequeño tosa un poco. En muchas ocasiones esto es muy efectivo y consigue expulsar aquello que provoca la obstrucción. Eso sí, no siempre sucede de esta manera y puede producirse un deterioro del estado respiratorio que, en distintas ocasiones, puede desencadenar una neumonía, enfisema pulmonar, algunas infecciones e, incluso, la muerte. Por lo tanto, será muy importante saber qué podremos hacer para que no se produzca esta indeseada consecuencia.
Cuáles son sus síntomas
Entre los síntomas más característicos nos podemos encontrar la dificultad para respirar o la tos. Además, si se sospecha que el pequeño se puede estar atragantando con algo, lo mejor será acudir, de inmediato, a un servicio de urgencias para que un especialista pueda valorar el riesgo o, también, se podrá llamar a los servicios de emergencias para que acudan con la mayor brevedad posible. Una vez en el centro hospitalario, el especialista realizará algunas pruebas como una fibrolaringoscopia, para valorar la vía superior, así como una radiología de tórax.
Por eso, lo mejor será prevenir que suceda esta situación. Lo mejor será dejar fuera del alcance todos aquellos juguetes o alimentos que el pequeño pueda llevarse a la boca, así como excluir de la dieta ciertos alimentos que no se puedan digerir o masticar como lo hace un adulto. Este sería el caso de los frutos secos, las zanahorias crudas, palomitas de maíz, caramelos duros y manzanas o uvas.