Romper aguas será el paso previo a dar la bienvenida a tu bebé. Por eso, en la mayoría de ocasiones, supone el inicio del parto, el comienzo de la cuenta atrás. Eso sí, a veces la bolsa permanece intacta hasta al final o, en otras ocasiones, se rompe una vez iniciadas las contracciones. La bolsa de aguas es una fina membrana que envuelve y protege al bebé. Rodeado de líquido amniótico, el bebé está unido a una zona de la bolsa a través del cordón umbilical. En esta misma zona, pero por la parte exterior de la bolsa, se encuentra la placenta. A continuación de la misma podemos ubicar la pared del útero rodeada de placenta y, la bolsa, muy unida a ellas.
Todas estas capas proporcionan una gran protección al bebé, ante el desarrollo de fuertes golpes, movimientos y presión en el útero, así como de sonidos intensos. Durante mucho tiempo se ha creído que para parir siempre era necesario la rotura de la bolsa, y que se trataba de una acción que no podía conllevar efectos negativos. Pero, con el paso de los años, los especialistas se han dado cuenta que no siempre es así y que el bebé podrá nacer, aunque la bolsa no se haya roto. Las guías y los protocolos actuales desaconsejan romper la bolsa manualmente, ya que no es totalmente necesario y puede causar algunos problemas. Por eso, cualquier intervención que se realice durante el embarazo y el parto debe tener un motivo justificado.
Eso sí, en algunos casos sí que puede ser necesario romper la bolsa. Pero, ¿por qué? Es muy importante saber que la detención de la dilatación puede deberse al miedo o a la tensión de la madre, la obligación de permanecer acostada, tener mucho frío o calor, así como la presencia de un acompañante con quien no te sientas a gusto. También, la excesiva hambre y sed y la falta de intimidad o un ambiente poco tranquilo, como ocurre en muchos hospitales, donde no para de entrar y salir gente. Cuando no se han visto otras causas y ya va haber que esperar demasiado -al menos cuatro horas desde que se inició el parto-, una de las medidas será romper la bolsa.
Así, la cabeza del bebé lo que hará será estimular el cuello uterino y producir hormonas y otras sustancias que reanuden las contracciones. En cualquier caso, no habrá que agobiar a la madre, ya que también podrá afectar al bebé. Si el parto corre prisa, se procederá de otra manera. En los casos en los que hay que provocar el parto por una causa necesaria, la bolsa se romperá para estimular las contracciones. Y lo más probable es que el parto se suceda a las pocas horas. Otras veces, si hay alguna urgencia, se procede a la administración de una sustancia que produzca las contracciones, como es el caso de la oxitocina intravenosa o de las prostaglandinas a través de la vagina.
Será un procedimiento sencillo, aunque habrá que hacerlo con cuidado. Para ello, la matrona u otro especialista introducirá, con un guante, uno o dos dedos a través de la vagina. Luego, deslizarán un instrumento de plástico fino y largo, redondeado, que no corta. Lo ideal será ayudar a la madre embarazada a que se relaje antes de realizarle este procedimiento. Y siempre bajo el consentimiento de la mujer, que tendrá que ser informada siempre de lo que le están haciendo. En la mayoría de ocasiones, la bolsa suele romperse cuando el parto ya ha comenzado, ya que las contracciones del útero van comprimiendo la bolsa y dilatando el cuello uterino. Además, cuanto más tiempo tarde en romperse la bolsa, mejor, ya que se reducirá las posibilidades de infección y las contracciones serán menos dolorosas.
Los riesgos de una rotura prematura serán dos. En primer lugar, por una infección, si el bebé pasa demasiado tiempo dentro del útero y la bolsa está rota. Y, también, la prematuridad, si el bebé nace antes de la cuenta. En estos casos, habrá más posibilidades de que el bebé se recupere fuera que dentro del útero. En general, si quieres cuidar tu bolsa, lo mejor es que te hagan pocos tactos y exploraciones ya que, así, menos posibilidades tendrás de empujar los gérmenes de la vagina hasta el útero. Eso sí, tanto si la bolsa se rompe de forma espontánea como si no, habrá que prestar mucha atención al color del líquido. Este tendrá que ser de color claro y transparente, si no es así es porque en el líquido puede haber meconio y habrá que evaluar el bienestar del bebé.