Durante las primeras semanas de embarazo se puede producir un leve sangrado. Este es denominado sangrado de implantación y se produce en tres de cada diez mujeres. Pero, ¿cómo se produce? Cuando se fecunda el óvulo, en su unión con el espermatozoide, comienza un proceso de división celular que da lugar al embrión. En ese momento, el óvulo fecundado viaja desde las trompas de Falopio hasta el útero, donde se sucede la implantación. Cuando esto ocurre, el embrión se adhiere a las paredes del útero.
Estas están repletas de arterias, venas y vasos sanguíneos ya que el tejido está preparado para alimentar al embrión. Debido a la propia implantación, algunos de estos vasos pueden romperse, provocando el sangrado y, como consecuencia, manchado. Esto es el llamado sangrado tras la implantación y suele producirse entre los diez y catorce días después de la concepción, durante la llegada del embrión al útero.
Por tanto, el sangrado se produce cuando el embrión se adhiere a la pared interna del útero, rompiendo pequeñas venas y rasgando el endometrio. No se trata de un proceso violento, sino que es fruto del que tiene que pasar el embrión para quedarse perfectamente conectado con el tejido del endometrio. La sangre perdida es la que conocemos como sangrado de implantación y es fácil de diferenciar del sangrado menstrual. Aún así, algunas veces puede desconcertar ya que el sangrado tras la implantación se produce entre seis y diez días después de la fecundación, fecha que coincide con la de la menstruación.
Pero el sangrado tras la implantación suele ser más ligero, con una textura más fina y con un color menos intenso. Además, también suele tener un color más oscuro, aunque no es raro que presente un tono más rosado o rojo vivo. Hay que destacar que el sangrado no sigue un patrón fijo, por lo que no se tiene porque producir en todos los embarazos. También puede ocurrir el manchado durante la fase lútea, que obedece a una cuestión hormonal y no está muy relacionado con la implantación.
Entonces, ¿cómo distinguimos el sangrado de la menstruación con el de implantación? La principal diferencia se encuentra en la intensidad del sangrado; es mucho menor tras la implantación. Este puede durar unas pocas horas o, en algunas ocasiones, alargarse hasta varios días como un manchado leve o intermitente. No obstante, hay que resaltar que estos síntomas no siempre están relacionados con el embarazo y pueden deberse a otros aspectos físicos o anímicos.
Además, el sangrado tras la implantación no supone ningún riesgo para la madre o el bebé. Sí que es cierto que algunos problemas gestacionales, como el aborto, puede ir relacionado con sangrado. Pero este, como sucede con la menstruación, suele ser mucho más intenso y está acompañado de dolores y otros síntomas que hacen sencilla su identificación. También, hay embarazos ectópicos o abortos que ocurren sin ningún tipo de sangrado.
Por tanto, si queremos despejar todas nuestras dudas, deberemos consultar con el ginecólogo si tenemos algún tipo de sangrado. Será el especialista quien podrá confirmarte si el manchado es producido por un sangrado de implantación o no. Además, te dará todas las pautas necesarias para proceder de la mejor manera posible y en caso necesario. No obstante, y como ya hemos comentado, este tipo de sangrado suele ir acompañado de leves y pequeñas molestias. Pero normalmente no se necesitará ningún tipo de atención adicional.
Para asegurarnos que ese manchado está producido por un embarazo y no por la menstruación, lo más eficiente será realizarse una prueba de embarazo. Aunque, en ocasiones, puede ser demasiado pronto. Por ello, habrá que saber cuándo hacerse el test. Este debe realizarse con al menos un día de retraso; así, nos aseguraremos que se detecta la hormona del embarazo. Aún así, si sospechas que estás embarazada y sufres de dolores fuertes, así como cólicos, deberás dirigirte al médico, ya que podría estar relacionado con cualquier tipo de problema.
En definitiva, para saber con seguridad que se trata de un sangrado tras implantación habrá que atender al color del manchado, a su duración y a sus efectos secundarios. Es decir, el sangrado por implantación suele tener un color más amarronado, suele durar pocas horas y se produce una vez y no va a más. Además, puede estar acompañado de calambres leves en la parte baja del abdomen y, tras unos días, comenzarás a sentir los síntomas propios de la primera fase del embarazo.