Pronto se cumplirá un mes del comunicado que hizo oficial la separación de Sara Carbonero e Iker Casillas. Tras una intensa semana de rumores, la pareja decidía confirmar su ruptura a través de sus respectivos perfiles de Instagram, donde explicaron en poco más de 150 palabras qué había motivado el final de su historia de amor y cómo pensaban gestionarlo a partir de entonces. En él aseguraban sentirse "enormemente orgullosos de la familia que somos y de haber podido compartir un amor que nos ha llenado de felicidad durante todos estos años de unión". También plantearon que seguirán unidos "en la maravillosa tarea de seguir siendo padres dedicados". Y aseguraron que esta era "una decisión muy meditada y que tomamos de mutuo acuerdo". Una declaración de intenciones que terminaron con una petición.

"Con estas palabras pedimos que por favor se respete nuestra intimidad en este momento de cambio", verbalizaron aquel 12 de marzo en que su vida privada marcó un hito dentro de lo mediático. Pero estas, las que definieron como "las únicas palabras públicas que realizaremos en el presente y en el futuro" al respecto, no fueron suficientes. El impacto en prensa de su ruptura se acrecentó una vez tuvimos su versión. No había día en que la periodista y el futbolista pisasen la calle sin un paparazzi detrás. Algo de lo que, de forma indirecta, se ha quejado una de las partes en su última intervención pública.

Hablamos de Sara Carbonero, que dos veces por semana se sienta delante de los micrófonos de Radio Marca para presentar su sección 'Que siga el baile', donde entrevista a rostros conocidos. Su última invitada ha sido la actriz Sara Sálamo, con la que a pesar de no compartir profesión sí que tiene unos cuantos puntos en común. Ambas han sufrido lo bueno y lo malo de estar con un deportista de élite. Ambas son famosísimas. Ambas se han visto obligadas a proteger a sus hijos de la prensa. Y ambas han experimentado las consecuencias de que tu nombre pase a ser carne de titular.

En esta conversación de amigas, las dos Saras han debatido sobre las exigencias (impuestas y autoimpuestas) a las que se ven sometidas las vips cuando se trata de algo tan privado como la maternidad. Han criticado que se hable de que cierta famosa está "estupenda" después de dar a luz "cuando no lo está", han asumido que tuvieron que pensarse qué ropa se pondrían al abandonar el hospital, donde les esperaban hordas de periodistas, y han debatido sobre la "crueldad", en ocasiones, que ejercen ciertos medios de comunicación.

Sálamo, en esta ocasión a título general, no solo refiriéndose a la maternidad, ha manifestado que ve a la prensa como "una herramienta maravillosa" para promocionar su trabajo. "Es algo valiosísimo, tenemos que trabajar muchas veces de la mano", ha reconocido. Cuando deja de ver a los medios de este modo es cuando se recurren a "titulares desafortunados" que, desde su punto de vista, "hacen daño a muchísimas familias". Un discurso con el que Carbonero se ha sentido aludida y que ha cerrado con la siguiente declaración, que cobra un cariz diferente si analizamos su situación vital actual: "Cuando hay niños da muchísima más impotencia".