Las técnicas más efectivas de relajación para niños por edades: del masaje a la meditación
Los niños parecen necesitar actividad constante, pero los momentos de calma y relajación son también imprescindibles.
Puedes ayudarles a relajarse en cualquier momento del día con técnicas muy sencillas pero muy efectivas.
Te contamos cuáles son y cómo mejoran el bienestar de los pequeños de la casa.
Los niños necesitan relajarse tanto como moverse y jugar. La calma y el descanso contribuyen a su desarrollo y bienestar de una manera muy positiva desde que son pequeños. Pero en muchas ocasiones el intenso ritmo diario hace que pasen de una actividad a otra sin disponer del tiempo necesario para desconectar y respirar como deberían.
Introducir algunas rutinas de relajación en los niños les reporta muchos beneficios, como disminuir el estrés al que muchas veces están sometidos sin que lleguemos a darnos cuenta de ello. Además, relajarse de manera adecuada mejora su rendimiento, tanto físico como mental, dándoles más capacidad para afrontar todas las actividades del día. El descanso nocturno es mejor que cuando están saturados y el bienestar que se genera es mucho mayor.
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Existen diferentes formas de llevar a cabo dinámicas de relajación con los niños en función de su edad. Aquí tienes algunas ideas para que puedas llevarlas a cabo con tus hijos y que todos disfrutéis de los beneficios de la relajación y el descanso en vuestro día a día. Todas ellas son sencillas, pero muy efectivas, y no necesitarás nada que no tengas a mano en casa o si salís de viaje.
Relajación para niños menores de 3 años
El masaje: Una de las mejores técnicas de relajación que hay para los más pequeños es el masaje. Para que sea lo más efectivo posible solo necesitas la temperatura ambiente adecuada, un aceite para bebés, como el de caléndula, y realizarlo cuando todo está tranquilo. Lo ideal es realizarlo en un momento de calma para que el niño o el bebé se relaje y disfrute del momento. Si le intentas dar un masaje cuando tenga una rabieta lo más posible es que no se deje y que no resulte como esperas. Si buscas los momentos en los que esté tranquilo, el masaje le ayudará a regular su nerviosismo y ansiedad el resto del día.
Escuchar música: Otra opción muy sencilla es poner música relajante cuando el bebé esté tranquilo o realizando alguna actividad en la que esté entretenido. No es necesario que se fije de manera atenta en la música, pero la estará escuchando y le ayudará a entrar en un estado de calma que potenciará su sensación de bienestar.
Relajación para niños hasta los 7 años
Bailar: En estos años los niños son muy activos y más receptivos a participar de aquello que tú les propongas. Bailar, sin ir más lejos, es una actividad sencilla de llevar a cabo que le hará sentirse de maravilla. No hablamos de ningún baile con coreografía guiada. Al contrario, se trata de dejarse llevar y disfrutar bailando al ritmo de diferentes músicas, unas veces más animadas y otras más tranquilas.
Dibujar con música: Pintar al ritmo de la música es otra relajación excelente. Solo tienes que poner música y darle folios y colores. Pídele que pinte al ritmo de la música, que se deje llevar por la melodía y su imaginación. Una alternativa muy buena es pedirle que dibuje con el dedo en tu espalda al escuchar la música. Su dedo es el pincel y tu espalda el lienzo en el que puede dibujar todo aquello que imagine. Podéis cambiar los papeles para que se relaje notando cómo dibujas tú en su espalda.
Relajación para niños hasta los 12 años
Hacer yoga: La meditación y el yoga se pueden practicar desde que son muy pequeños, pero a estas edades, en las que son más conscientes de su cuerpo y de su mente, resulta muy beneficioso. Si tú ya practicas yoga te resultará muy fácil enseñarle asanas adecuados para su edad. Si no es así, puedes aprender algunos en uno de los muchos tutoriales que hay en la red de yoga para niños. También podéis practicar juntos mientras seguís una sencilla clase online. Solo serán necesarios unos minutos.
Meditación: Del mismo modo, puedes guiarle en una meditación guiada que le sirva tanto para relajarse como para desarrollar la imaginación. Pídele que se tumbe en la cama, el sofá o una colchoneta, y que cierre los ojos y respire profundamente. Luego pídele que se imagine en saliendo de su casa y llegado a una playa en la que puede jugar en la arena, hacer castillos, bañarse en el mar… Todo lento y positivo. Pídele por último que se tumbe en la arena a mirar las estrellas y cierre los ojos antes de terminar la relajación.