Durante el embarazo nuestro cuerpo se somete a una sucesión de cambios a los que es necesario prestar atención. Para procurar nuestro bienestar físico y mental es fundamental atender a estos cambios, y una de las mejores formas de hacerlo es a través del ejercicio físico.
Pero si bien la práctica de deporte es una recomendación esencial para las embarazadas (siempre que el médico no diga lo contrario), no todas las disciplinas resultan igual de beneficiosas y algunas son, además, contraproducentes. Si no existe ninguna complicación, lo ideal es realizar, al menos, 20-30 minutos de actividad física moderada a la semana.
El yoga se considera, posiblemente, el mejor ejercicio que puede practicar una embarazada a lo largo de los meses de gestación y que ayuda a que mejore de manera notable nuestro cuerpo y nuestra mente.
Sabemos que hay muchas modalidades de yoga y no todas se pueden practicar durante el embarazo. Por eso es muy importante para tu salud y la del bebé que te asegures de ponerte en manos de un profesional o centro de yoga que imparta sesiones específicas para mujeres embarazadas. A día de hoy son muchos los centros que cuentan con clases de yoga prenatal, porque saben que es una de las actividades más demandadas por las mujeres embarazadas.
Cuando practicamos yoga nuestro cuerpo se estira de manera controlada y segura, de tal forma que se alivian las tensiones y dolores musculares, se mitigan las náuseas y se favorece un mejor descanso cuando llega la noche. A medida que el vientre crece aumentan los dolores de espalda, se hinchan los tobillos y aumenta la retención de líquidos. Todas estas complicaciones pueden aliviarse gracias a los asanas adecuados.
El yoga es fantástico para trabajar y mantener tanto la elasticidad como el tono muscular, algo que no solo nos hace sentir mejor y con menos dolores, sino que también puede ayudarnos cuando llegue la hora del parto. De hecho, al practicarlo se refuerza la zona pélvica, algo fundamental durante el embarazo y el parto, pero sobre todo después de este.
Nuestra salud mental también necesita cuidados durante estos meses en los que podemos experimentar estrés, preocupación, nervios… En yoga cada movimiento se realiza acorde a un tipo de respiración determinado, que además de oxigenarnos nos ayuda a equilibrar y despejar la mente.
Uno de los principios básicos del yoga es la conexión entre cuerpo y mente, algo que siempre es necesario, pero que es vital durante la gestación para que puedas disfrutar plenamente de tu embarazo, con consciencia y conexión contigo, con tu cuerpo y con tu bebé.
Sukhasana
Nos encontramos ante el nivel más básico de yoga, pero no por ello menos eficaz. Shukha es una palabra sánscrita que significa “fácil” y se une a asana que significa “postura”.
Esta postura incita al relax y a la calma, nos ayuda a estirar las rodillas y tobillos, que tanto se cargan e hinchan, y aumenta la flexibilidad de las caderas y las ingles. Todo esto sirve de mucha ayuda cuando se acerca el día del parto, y puede practicarse durante todo el embarazo.
A partir del tercer trimestre puedes girar suavemente el torso hacia los lados y, esto en cualquier momento, cambiar el orden en el que están colocadas las piernas, y poner la que está arriba-abajo y viceversa.
Prasarita Padottanasana
El significado en sánscrito de este asana es “estiramiento intenso con la pierna extendida”, aunque también se conoce como “postura de la pinza de pie”. Con ella se mejora la circulación de la sangre, se tonifican el abdomen y las piernas, y se fortalece la parte interior de los muslos, algo que nos puede ser de gran ayuda en el cuando llegue el momento del parto.
Con esta postura se alcanza un nivel de relajación muy alto y la sensación que genera en nuestro cuerpo es de auténtico bienestar. Lo más recomendable es que utilices una silla y que en ella apoyes los brazos cruzados. A continuación puedes bajar la cadera. Si tu condición física te lo permite puedes prescindir la silla y apoyar los brazos cruzados directamente en el suelo, mientras que flexionas lentamente la cadera.
Baddha Konasana
Esta postura, una de las más clásicas del yoga, significa en sánscrito “ángulo atrapado”, porque las rodillas en el baddha konasana forman un ángulo interior que se une al ángulo que forman las plantas de los pies al pegarse de manera que todo queda “atrapado”. Se la conoce también como la “postura del zapatero”, ya que era la posición en la que trabajaban antiguamente los zapateros en la India.
Con ella mejora la salud de la vejiga y los riñones, que tanta actividad tienen durante el embarazo. También mejora la circulación sanguínea y la postura, se estira la musculatura de la zona inferior de los muslos, desarrolla la flexibilidad de la cadera y las rodillas, y es perfecta para relajarse.
Sentada en el suelo, junta las plantas de los pies mientras flexionas las rodillas. Has de procurar, cogiendo los pies con las manos, que estos se aproximen a la pelvis y que las rodillas lleguen hasta el suelo. Siempre con paciencia y suavidad, sin forzar nada.