Saltos mentales en bebés: qué son y cómo podemos identificarlos

Hasta que cumplen los dos años, los bebés crecen a toda velocidad. Y este crecimiento no es solo físico, sino también psicológico. Del mismo modo que utilizamos expresiones del tipo “dar un estirón” para reflejar que un niño ha aumentado de estatura, cuando se produce un crecimiento a nivel psicológico se utiliza el término salto mental. Se estima que en estos primeros años de vida se producen hasta diez saltos mentales, que se reflejan en su comportamiento. Te contamos por qué se producen y cómo puedes identificar que tu bebé está pasando por uno de ellos. 

¿Por qué se producen los saltos mentales?

Para un recién nacido el mundo que le rodea es algo completamente nuevo que tiene que descubrir y al que se tiene que adaptar. Los saltos mentales le permiten reconocer su entorno, identificar qué patrones se repiten, descubrir su cuerpo o la relación entre causa y efecto… Son muchas sensaciones y cambios los que se producen a su alrededor y es habitual que su comportamiento refleje la adaptación mental que está experimentando. 

Si bien no se pueden establecer pautas fijas que nos indiquen qué hay de manera exacta tras los cambios de comportamiento del bebé, la observación clínica sí apunta que estos saltos mentales, asociados al aprendizaje, pueden ser la causa de cambios en el apetito, en los patrones de sueño o en el estado de ánimo.

Cómo identificar los saltos mentales

Puede que tu bebé te desconcierte en muchos momentos y que no sepas a qué se debe su cambio de comportamiento. En estos casos, puede tratarse de un salto mental:

  • Se muestra irritable: los cambios en su cuerpo y la novedad del entorno son muy llamativas para el bebé en las primeras semanas de vida, por lo que es habitual que por momentos esté irritable o se sienta desconcertado. 
  • Llantos repentinos: el descubrimiento de su cuerpo (pies y manos) y la fascinación que siente por las luces y las sombras pueden hacer que llore más de lo habitual.
  • Hambre a todas horas: crecer requiere mucha energía y los saltos mentales implican crecimiento, por lo que es posible que, por mucho que coma, parezca que nunca está saciado. 
  • Cambios en los patrones de sueño: del mismo modo que puede tener más hambre de repente, el hecho de crecer puede hacerle dormir más en determinadas fases, aunque en otras puede dificultarle el momento de conciliar el sueño.
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