La leche materna no siempre es blanca: por qué cambia de color y cuándo debemos preocuparnos
En la mayoría de ocasiones, la leche materna tiene una tonalidad clara, pero no tiene que ser siempre así.
Puede haber ocasiones en las que se torne en colores más oscuros y hasta, verdosos, azulados o rojizos.
Estos cambios se deben a distintas complicaciones de la madre, a su dieta o a la toma de medicamentos.
La leche materna es el alimento más recomendado para los recién nacidos según la OMS y la Asociación Española de Pediatría. La lactancia es un proceso lleno de altibajos, de emociones diversas y donde primará la idea de proporcionar al bebé la alimentación más adecuada. Este proceso puede dar lugar a muchas preocupaciones también, y una de ellas podrá ser el aspecto y color de la leche tras su extracción.
Lo más probable es que la leche materna sea blanca, pero es cierto que esta puede adquirir distintas tonalidades llegando a estar más amarillenta, verdosa, azulado o, incluso, rojiza. En la mayoría de casos, esto se debe a variaciones fisiológicas y, por ejemplo, el calostro no será del mismo color que la leche madura y la leche tendrá un color distinto al principio y al final de la tetada. En otros casos puede deberse a cuestiones patológicas, a la toma de algún medicamento o, simplemente, a la dieta de la madre.
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El calostro será amarillento o anaranjado
El calostro, la leche que toma el bebé sus primeros días de vida, será muy rico en betacarotenos, lo que hace que adquiera un color más amarillento o anaranjado. Este pigmento también se podrá encontrar en las zanahorias, en el mango o en la calabaza. Además, la leche final de cada tetada también será de un color más amarillento, ya que contiene más cantidad de grasa.
El tono azulado será muy común
En algunas ocasiones podremos observar que la leche tiene un color más azulado, esto sucederá, sobre todo, después de que repose en la nevera. La leche, al principio de la tetada, será más rica en hidratos de carbono y tendrá un menor contenido de grasa, lo que podrá hacer que sea más clara y tirando a una tonalidad azulada.
El color podrá variar dependiendo de la dieta
De la misma forma, el color también podrá variar dependiendo de la dieta. Así, ingerir diversos alimentos y colorantes podrá hacer que cambie el tono de la leche. Una alimentación rica en refrescos más anaranjados podría dar leche más naranja, al igual que sucede con el verde de las verduras.
Los medicamentos oscurecen el tono de la leche
Los medicamentos también podrán transformar el color de la leche. De esta forma podrá tornarse más oscura. Si la madre está tomando algún suplemento vitamínico puede ser que la leche comience a coger una tonalidad más verdosa. Y si tenemos grietas en los pezones puede ser que se tiña de rosa o rojo, algo que también es muy común si la madre sufre un episodio de mástitis.
En los primeros días de lactancia podrá ser amarronada
En los primeros días de vida de vida del bebé, con el inicio de la lactancia y tras el calostro, también podrá ser que la leche tenga un tono amarronado. Esto es debido a que, en los días previos al parto, aumenta el aporte de sangre al pecho. Esto podrá hacer que se rompan pequeños capilares y, al mezclarse con la leche, esta tome un aspecto más marrón. Eso sí, en unos días, la leche volverá a ser blanca.
Cuándo consultar a un especialista
Una vez que ya has tenido la suficiente información para saber por qué se produce el cambio de color será importante que tengas claro en qué momento deberás preocuparte. Es esencial consultar con un especialista en el caso de que la presencia de sangre en la leche sea cada vez mayor. Además, cualquier secreción por el pezón, fuera de la etapa del embarazo o de la lactancia, debe ser un motivo más de consulta.