Elena Tablada habla de las dificultades de volver a su peso tras el embarazo: "No me voy a obsesionar"
La diseñadora ha confesado que volver a su peso "se está haciendo más difícil de lo que pensaba"
Un mes y medio ha pasado desde que Elena Tablada dio a luz a su segunda hija. Camila, que es el nombre que eligieron porque transmite “belleza y serenidad”, llegó al mundo en plena crisis sanitaria provocada por el coronavirus. La diseñadora, que ha hablado en alguna ocasión de cómo ha sido físicamente esta segunda maternidad, se ha vuelto a sincerar con sus seguidores y ha confesado las dificultades de volver a su peso.
Días después de dar a luz, la mujer de Javier Ungría protagonizaba una exclusiva en la revista ¡Hola! para presentar a su hija Camila. En aquel momento, la madre de Ella Bisbal ya explicó que este segundo parto había tenido algunas diferencias con el primero. “¡Los años no pasan en balde!”, aseguró Tablada sobre la recuperación física, aunque sí confesó que la sensación de “amor profundo y desmesurado” había sido igual que cuando tuvo su primera hija junto a David Bisbal.
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Un mes y medio después de aquella confesión, Elena ha vuelto a sincerarse sobre su recuperación física. Para ello, la diseñadora está realizándose un “tratamiento de algas para la retención de líquidos y acumulación de grasa”. “Ponerme en talla se está haciendo más difícil de lo que pensaba. No me voy a obsesionar, pero tampoco me quiero relajar”, ha explicado en su cuenta de Instagram.
El tratamiento de Elena Tablada para eliminar la cicatriz del parto
El de alga no es el único tratamiento al que se ha sometido la diseñadora desde que fue madre por segunda vez. Tablada contaba hace unos días en sus redes sociales que quería eliminar la cicatriz que le dejó la cesárea. Lo cierto es que la diseñadora no tiene problema en visibilizar las secuelas físicas que le ha dejado el parto. A través de una fotografía con sus dos hijas poco después de ser madre, la mujer de Ungría mostraba su tripa postparto y hablaba de ello. “Piernas amoratadas de la heparina, puntos de la cesárea, ojeras infinitas, pechos doloridos… pero más afortunada y feliz, imposible”, contaba, asegurado que todo era consecuencia de “la magia de dar vida”.
El tratamiento se centraba en tres pasos para conseguir eliminar por completo la cicatriz. El primer de ellos, según explicaba ella misma, consiste en “evitar adherencias con los planos musculares”. El segundo paso consiste en “eliminarlas si ya se hubieran producido” y “asegurar que la musculatura se abdominal se desarrolla correctamente”. Para terminar, el tratamiento consigue “drenar hematomas y reducir la inflamación”.