Estrabismo en niños: cómo se identifica y cuáles son sus tratamientos
El estrabismo es un trastorno visual que afecta en torno al 5% de la población infantil. El diagnóstico precoz es crucial.
El estrabismo es un trastorno de la vista que afecta a adultos, ancianos y niños. Este defecto visual se da cuando cada ojo mira en una dirección distinta, es decir, cuando la vista pierde el paralelismo. Existen distintos tipos de estrabismo que pueden combinarse, y en la población infantil afecta en torno al 5% sin diferencia por sexos, según explican desde clínica Baviera.
El diagnóstico precoz en la infancia es fundamental para evitar que la patología persista en la edad adulta. Si se actúa de forma personalizada y lo antes posible, se puede corregir la visión y sus señales casi por completo.
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¿Qué tipos de estrabismo existen?
En los niños, hay que distinguir entre el estrabismo congénito o adquirido. En el primer caso, se suele presentar antes de los seis meses de vida, y puede darse en uno o en los dos ojos. Aunque este problema suele remitir antes del medio año de vida, es conveniente acudir al oftalmólogo para que descarte otras patologías y lleve a cabo un diagnóstico más preciso.
En el caso de que el estrabismo sea adquirido, aparecerá después de los seis meses, o en niños con algún tipo de problema refractivo. En los casos más graves, esta alteración de la modalidad ocular puede llegar a ocasionar la pérdida de visión en uno de los dos ojos. A este problema se le conoce como ojo vago, y se produce porque el cerebro elimina la información que le proporciona un ojo para evitar la visión doble. Una detección a tiempo prevendrá este problema.
Si el estrabismo se produce pasada la edad de desarrollo visual, tras los ocho o diez años, no provocará ojo vago. En cualquier caso, los especialistas recomiendan comenzar con las visitas anuales al oftalmólogo a una edad temprana, e incluso aunque no exista sospecha de ninguna patología. Estas revisiones permitirán valorar oftalmológicamente el desarrollo del niño y realizar pronósticos precoces, que ayuden a diagnosticar problemas en su vista.
En el caso de los bebés, es habitual que, de vez en cuando, tuerzan los ojos. Si bien este problema no es patológico, a partir de los tres o cuatro meses de vida conviene poner más atención; a partir de esa edad se les considera capaces de enfocar la vista en los objetos que captan su atención. Los signos de estrabismo son ojos bizcos o que no siguen la misma dirección, visión en un solo ojo o tortícolis.
Tratamiento
Dependiendo del problema que sufra el niño, así se le dará uno u otro tratamiento. Por norma general, la corrección óptica con gafas, aunque si se ha desarrollado ojo vago se tenga que tapar el ojo sano para hacer trabajar más al otro. Si a pesar de estos tratamientos el trastorno persiste, la cirugía o las inyecciones de toxina botulínica se han probado bastante efectivas. La cirugía es ambulatoria y no compromete la visión.
La mayoría de las enfermedades oculares producidas durante los primeros años de vida podrían prevenirse con un diagnóstico a tiempo. Las revisiones oculares en la infancia son cruciales y pueden curar una patología no identificada que, sin embargo, de muchos más problemas en la edad adulta.
Lo más conveniente es realizar una primera visita al oftalmólogo antes de los seis meses, para descartar anomalías congénitas, y después llevar otra a cabo antes de los 4 años, que permita identificar a tiempo el estrabismo y el ojo vago. A partir de esa edad, conviene repetir la visita anualmente, para comprobar la progresión en el desarrollo de la vista del ni