Con vestido-abrigo y mantilla: Melania Trump, de luto en el funeral del papa Francisco

Desde la primera presidencia de Donald Trump, su relación con el papa Francisco nunca fue buena. No había amistad, ni admiración y sus desencuentros eran palpables en lo que se refiere al tema de la inmigración. El escueto “¡Descanse en paz, papa Francisco! ¡Que Dios lo bendiga a él y a todos sus seres queridos!” que escribió el presidente de Estados Unidos tras enterarse del fallecimiento del Santo Padre no hizo más que corroborar la tensión existente entre los dos.

La relación entre el papa Francisco y el matrimonio Trump

A pesar de estos desencuentros, en 2017 Bergoglio recibía en el Vaticano a Trump, a su esposa Melania, a su hija Ivanka y al marido de esta, Jared Kushner. Tras la recepción, el presidente dijo que el Papa “es una gran persona”.

Aquella visita al Vaticano dejó un par de imágenes curiosas de la primera dama de Estados Unidos. La primera tiene que ver su indumentaria ya que optó por vestir de negro y cubrirse la cabeza con un velo, siguiendo el estricto protocolo marcado por el Vaticano, y la segunda, porque pidió al papa que le bendijera un Rosario, desatando la creencia de que Melania es católica apostólica romana.

Sin embargo, el mismo lunes día 21, Donald Trump se apresuraba a confirmar a través de Truth Social, su asistencia a los funerales que se celebrarían en nombre del Santo Padre, a los que acudiría junto a su esposa: "Melania y yo iremos al funeral del papa Francisco en Roma. ¡Esperamos estar ahí!" Asimismo, ordenaba que todas las banderas federales ondearan a media asta hasta el anochecer del día del entierro, en honor al papa Francisco.

El look de Melania Trump en el funeral del papa Francisco

La primera dama de Estados Unidos y su esposo llegaban al servicio religioso pocos minutos antes de las 9:45 de la mañana, junto a otros mandatarios internacionales entre los que no han faltado Volodimir Zelenski, Javier Milei o Ursula Von der Leyen.

Melania, que este sábado cumple 55 años, ha optado por un look sobrio y discreto, como exige el protocolo del Vaticano en estas circunstancias. La primera dama de Estados Unidos ha elegido un vestido-abrigo negro cruzado de largo midi, de corte ajustado que dejaba ver una cruz católica al cuello, y lo ha combinado con unos altísimos zapatos de salón y y unos guantes de color negro. La esposa de Donald Trump, del mismo modo que en su visita al Vaticano en 2017, ha optado por cubrir su cabeza con una mantilla de encaje en señal de absoluto respeto al pontífice.

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