Una buena nutrición ayuda a combatir el estrés y la ansiedad
Cuidar tu alimentación es un factor clave en épocas de estrés.
Nuestro día a día está repleto de cambios y estrés: el trabajo, los estudios, las tareas de casa, cuidarnos…Por si esto fuera poco, en estos momentos, vivimos una situación de aislamiento en la que salir para despejarnos ya no es una opción (de momento, claro). Si sumamos a nuestro confinamiento la información de las noticias y las redes sociales, especialmente, los dichosos grupos de whatsapp, que no hacen más que encenderse con nuevas notificaciones, podemos tener listo un cóctel a punto de explotar. Nuestra vida ha cambiado, y nuestro estrés que, en situaciones normales sabemos sobrellevar, podría parecer ahora que nunca llega a irse del todo.
Antes de nada, queremos que sepas que es normal sentir ansiedad en un momento como este. Es difícil, pero es cuestión de poco a poco ir encontrando qué actividades nos funcionan para poder sobrellevarlo de la mejor manera posible.
El estrés y la ansiedad podrían afectar nuestros hábitos alimentarios
La ansiedad trae consigo un desequilibrio de hormonas y neurotransmisores. ¿Qué quiere decir esto? Pues por decirlo de manera breve, que nuestro cuerpo genera más adrenalina porque se ve ante una situación de estrés, empeorando nuestra calidad de sueño y generando más tensión. Pero no solo eso. También nos bajan los niveles de serotonina, lo que hace que tengamos un aumento o falta de apetito, afectando a nuestro estado de ánimo. Vamos, que o sentimos una necesidad imperiosa por terminarnos lo que hay en la nevera o tenemos el estómago cerrado.
Escoge y cuida tu alimentación
Hemos hecho una selección de alimentos teniendo en cuenta sus nutrientes, consumirlos nos ayudará a llevar en estos días una dieta más equilibrada.
Procura tener a mano:
- Almendras: Son ideales para consumirlas después de una comida. Son una gran fuente de vitamina E, magnesio, fibra, proteína y grasas saludables, e incluso se conoce que su consumo reduce nuestro nivel de azúcar en sangre.
- Avena: Es una gran fuente de vitaminas del complejo B, ideales en el desarrollo y mantenimiento del sistema nervioso central (componentes muy importantes para reducir la ansiedad)
- Arándanos azules: Su alto nivel de antioxidantes y vitaminas favorecen la salud cardiovascular y reducir el estrés.
- Semillas de Chía: Contienen triptófano (sí, lo sabemos, tiene un nombre curioso), un aminoácido que ayuda a liberar nuestra amada serotonina y darnos sensación de calma.
- Manzanilla: Una infusión de manzanilla acompañada de un poco de leche puede ser un buen aliado contra el estrés y la ansiedad por sus propiedades calmantes. Te recomendamos tomarlo antes de dormir.
Reduce su consumo:
- Café/té/sodas: Las bebidas con cafeína estimulan la ansiedad. Si te gusta disfrutar de una taza de té o café, te recomendamos tomarla temprano en la mañana para que no se vea afectado tu ciclo de sueño.
- Bebidas alcohólicas: Una copa de vino puede relajarnos , pero nos puede bajar los niveles de serotonina y aumentar los signos de ansiedad.
- Leche/queso/yogur: Los productos lácteos tienen un efecto inflamatorio en el cuerpo y si los consumes en grandes cantidades podrían aumentar nuestros niveles de adrenalina y contribuir a bajar los niveles de magnesio. Puedes reemplazar estos productos por leches, quesos y yogures veganos (a base de soja, avena, almendras o coco).
- Alimentos con gluten: El pan con base de harina de trigo, cebada o algunos cereales puede también aumentan nuestros síntomas (sobre todo si eres celiaca).
- Azúcar: Pese al placer que supone, el azúcar puede hacernos más propensos a la irritabilidad. Si bien es verdad que “a nadie le amarga un dulce”, puedes consumirlo en cantidades reducidas.
- Hidratos de carbono procesados: La pasta, galletas, bagels, tartas, pasteles, cereales… pueden contribuir a elevar los niveles azúcar e insulina en la sangre y empeorar los síntomas.
¿Sientes que tu alimentación podría mejorar en estos días? Queremos que encuentres la paz para luchar (siempre con amabilidad) contra la ansiedad. Intenta complementar tu alimentación con otras rutinas diarias de meditación o de una actividad física que te relaje. Y por supuesto, siempre –siempre- saber que, si sientes que algo no va bien, puedes preguntar a los profesionales.
¡Sigue cuidándote!