{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Ángela Molina consigue el Goya de honor tras 47 intensos años de carrera y lo recibe con unos espectaculares 65 años. La madurez le ha dado libertad para ejercer todo ese glamur que siempre ha tenido, pero que durante años escondió bajo una capa de minimalismo, ropa negra, vestidos amplios y grandes pañuelos.
Con una trayectoria que empieza en 1974, ha visto y vestido mucha moda. Su trayectoria estilística hay que dividirla en dos fases.
La primera etapa es la búsqueda de su identidad y está vinculada al personaje: una joven artista española. Con su edad y dedicándose al cine era casi una exigencia pasar por una fase hippie en los setenta, por otra excesiva en los ochenta y terminar abrazando el minimalismo de los noventa.
Es en esta década cuando empieza a encontrar un lugar en el que encaja su perfil y donde parece sentirse cómoda. Es el momento de la discreción, de diseñadores como Roberto Verino -para quien llegó a desfilar en la pasarela Cibeles- o Adolfo Domínguez, dos iconos que trajeron de vuelta el color negro a la moda española, pero con los aires italianos de Armani y el orientalismo de Issey Miyake o Yohi Yamamoto.
A partir del año 2000 comienza la segunda fase, una etapa que está más asociada a la persona y en la que su seguridad, que va ligada a la madurez, va ganando terreno. Los vestidos amplios y los tacones cuadrados que usaba en el año dos mil fueron dando paso a diseños más ceñidos, a tejidos más ricos, a tacones de aguja y hasta algunas marcas de lujo que no había usado antes en público.
Es cuando deja claras cuáles son sus señas de identidad: una melena larga y cuidada que ahora lleva al natural con sus ondas y sus canas, un maquillaje suave en el que destacan los labios rojos y una paleta básica de cuatro colores para su ropa: negro, rojo, blanco y tierra.
El negro lleva años siendo uno de sus colores fetiche y lo ha explotado en infinitas combinaciones. Uno de sus looks más aplaudidos fue el que lució en la alfombra roja de los Goya de 2013, un vestido de terciopelo negro de corte sirena diseñado por Lorenzo Caprile que le sentaba como un guante.
Una combinación que tampoco falla en su armario es la suma de blanco y negro, un binomio al que recurre tanto para estilismos sencillos, como para otros más elaborados. Este binomio de color es una elección segura cuando apuesta por la sobriedad con un conjunto de falda y chaqueta, como para estilismos de alfombra roja en la que recurre a bordados, perlas o a una sencilla pañoleta.
Heredada del minimalismo, igual que su pasión por el negro y el blanco, está su predilección por toda la gama de los tonos tierra. En su última rueda de prensa eligió un conjunto formado por una chaqueta torera y una falda tubo larga de ante beige y unos días antes, para el 32 aniversario de ‘Las Cosas del Querer’, elegía un combo formado por una falda plisada y chaqueta cache coeur. Ambos firmados por Cortana. Pero ya había apostado por el beige en los Premios Fotograma de 2018, adelantándose a las tendencias con una chaqueta oversize.
El cuarto bastión de su armario es el color rojo que suele reservar para grandes eventos. Fue su apuesta en el Festival de Málaga de 2012, con un vestido brocado, también su elección en el pasado Evolution Mallorca International Film Festiva, en el que volvió a apostar por Cortana, y también el color que eligió para los Goya de 2020, confiando en Etro y en este vestido sirena de lentejuelas para brillar sobre todas las demás.
¿Cómo es la mecánica de los Goya este año?
Serán telemáticos, porque como el mismo Antonio Banderas, presentador de la gala junto a María Casado, ha explicado, no era factible recibir a gente de toda España e incluso del extranjero y someter a todos a pruebas PCR y demás para celebrar el evento presencial. Son 29 las categorías de reconocimientos que se entregarán este sábado en el Teatro Soho de Málaga. Y no, ninguno de los premiados por cada una de ellas subirá al escenario para dar su discurso. Todos los nominados, también los que se postulan por los premios gordos, se enterarán de si se lo llevan o no desde casa.