Hay que situar el origen del boho en un pensamiento anticonsumista ligado a artistas bohemios que tiraban de creatividad para subsistir. De eso hace demasiados años, hoy se ha convertido en un estilo que, si bien promueve la imaginación a la hora de vestir, está regido por normas concretas que lo identifican claramente.
Su historia reciente está ligada a festivales de música como Glastonbury o Coachella, herederos del Woodstock del 69, y al ecléctico estilo de mujeres como Sienna Miller, Kate Moss o Alessandra Ambrosio, herederas a su vez de las groupies de los 70. Los vestidos largos y floreados, los shorts vaqueros combinados con botas, los encajes, el croché, el estampado folk, los tejidos etéreos, las chaquetas y chalecos de flecos, el ante marrón, los sombreros, las joyas étnicas..., en definitiva, un claro regusto setentero hippie y mucha melena larga partida en dos por una raya central.
Alessandra Ambrosio es probablemente una de las mujeres que más ha experimentado con el llamado boho chic festivalero. Sus apariciones en el Festival de Coachella, absolutamente pensadas y coordinadas con su grupo de amigas, son uno de los claros referentes de este estilo para el que cada año recupera un nuevo par de botas camperas, sus incombustibles shorts, un top de encaje munúsculo, cualquier prenda con flecos y un sombrero. Este look se ha convertido en el uniforme infalible que millones de chicas, con variaciones y permutaciones varias, utilizan cada año para acudir a los festivales de música.
Pero su gusto por el boho chic no termina en los festivales. La modelo, que parece vivir eternamente en la playa, es incondicional de los vestidos largos de encaje y semitransparentes, uno de los recursos del hippie de lujo más explotados. Para potenciar su espíritu libre posa descalza, que es el sumun del relax más absoluto, pero si hay que calzarse lo mejor es usar unas botas camperas o unas sandalias planas de cuero o cuerda.
Es cierto que la mayoría de los vestidos de este estilo tienen un largo que llega casi hasta el suelo, pero hay ciertos tejidos que convierten en boho a cualquier tipo de prenda, desde blusas a los vestidos minúsculos. Hay que mencionar, por obligatorios, al encaje, el ante o el infalible croché, que une a su estética el concepto de hecho a mano. Súmales un sombrero fedora y unos botines de serraje y ya tienes el look completo.
No sólo los encajes, las transparencias y los tejidos de red como el croché son bienvenidos a este estilo, cualquier vestido blanco, amplio y de tirantes finos es buen candidato para convertirse en vestido boho chic. Una melena messy, unos accesorios de fibra natural y una actitud muy relajada son suficientes para completar el look.
Los estampados como las flores, el paisley, los geométricos, el tie-dye y todos aquellos motivos con cierto regusto folk, son otro recurso muy utilizado en los vestidos de estilo boho. Es imprescindible que el patrón del vestido sea amplio y cumpliendo este requisito puedes optar por multitud de detalles, desde patrones que incluyan volantes a los remates con borlas o los bajos sin rematar.
En línea con el pensamiento hippie de los años setenta, que parecía haber descubierto un nuevo mundo en Oriente y África, los patrones de los caftanes y los kimonos se convierten en otra de las fórmulas infalibles del boho chic. Las siluetas y los tejidos se simplifican tanto que sólo les queda un ligero aire de lo que fueron en origen, pero ahí están, el vestido caftán y el abrigo kimono (bastante occidentalizados) como parte del imaginario hippie más setentero para sumarse al boho de hoy.
Los accesorios son un elemento importante que no sólo ayuda a rematar un look, sino que es capaz de transformarlo. El estilo boho chic puede elaborarlo a partir de prendas básicas e incluso anodinas, a las que basta añadir elementos como un bolso en bandolera con flecos, un sombrero fedora o multitud de collares de cuero con detalles plateados y piedras. Las sandalias planas de tiras y las botas camperas son el calzado perfecto para rematar cualquier estilismo boho. Trabaja tu melena para que parezca alborotada, como recién levantada de la cama, y en cuanto al maquillaje, busca un resultado natural y fresco, nada de capas de chapa y pintura.
La actitud también es parte de este estilo bohemio, que toma un poco de aquí y un poco de allí. Paz, amor y rock & roll: un poco naif sin llegar a ñoña, despreocupada, divertida y un poco gamberra.