Cuando se habla de las prendas que no pueden faltar en el armario de una mujer, la que siempre ocupa un puesto de honor es el vestido negro, también conocido como little black dress (LBD). Se tarta de una de las prendas más versátiles que existen, porque sienta bien a todos los cuerpos y porque queda bien en casi todas las circunstancias.
En su origen, fue una de las grandes revoluciones de Coco Chanel y hoy son pocas las mujeres que no cuentan con uno en su armario, ya sea de diario o de cóctel, de punto, de crepe o de encaje, liso o bordado… En cuanto al tamaño, el tradicional llegaba a la rodilla, ahora también se aceptan un poco más largos y bastante más cortos.
El valor añadido del vestido negro es que no es sólo lo que ves, sino que se transforma dependiendo de cómo lo combinas o cómo te maquillas.
El vestido negro de Paula Echevarría es un modelo que sienta bien a todo tipo de cuerpos y además se le puede sacar mucho partido. Se trata de un patrón que marca la silueta sin ceñirla, eso hace que ni la cintura ni el abdomen se conviertan en protagonistas y por eso estiliza la figura. Además, es igual de favorecedor si el largo queda a medio muslo, se alarga hasta la rodilla e incluso un poco más allá. Si quieres darle protagonismo al vestido debes contenerte con los complementos, basta una joya y un par de tacones para que el resultado sea perfecto.
Este mismo modelo se convierte en un vestido perfecto para el día si sabes elegir cómo combinarlo. Una riñonera, una mochila o un bolso grande serán sus compañeros perfectos si quieres quitarle seriedad. Si además te atreves con un calzado llamativo, como estas botas blancas de Olivia Culpo, verás como el vestido pasa a un segundo plano.
Si al modelo anterior le quitamos las mangas y lo ceñimos en la cintura, el resultado es el de Cristina Pedroche, un vestido negro algo más juvenil. Dependerá del tejido elegido, pero puedes llevarlo de fiesta o de día combinado con una blazer oversize y zapatillas deportivas.
Otra opción para un resultado muy juvenil es elegir un vestido negro que contenga algún detalle muy actual, como estas mangas farol. Posiblemente no se convierta en una prenda de fondo de armario, porque sólo lo usarás mientras dure la tendencia, aunque ya se sabe que la moda es cíclica y es posible que en el futuro puedas volver a sacarle partido.
Un vestido negro con vuelo a partir de la cintura es posiblemente uno de los modelos más favorecedores que vas a encontrar y si te lo buscas de un buen tejido de encaje o crepe, te puede durar toda la vida. Eso en lo que respecta a la falda, el cuerpo basta que elijas el que mejor te siente y con o sin escote: halter, de pico, redondo, cuadrado o barco.
En el extremo opuesto está ese vestido negro que pueden llevar algunas privilegiadas, como Jennjifer López que ha elegido el más difícil todavía, un modelo de Tom Ford con escotazo, sin mangas y de falda tubo.
Otro tipo de patrón especialmente favorecedor es el de cuerpo asimétrico que encaja igual de bien con modelos tubulares o de vuelo. Si tienes poco pecho puedes atreverte con espaldas muy descubiertas, pero si necesitas sujetar el busto será más seguro un patrón de sisa menos holgada.
Un vestido cruzado o envolvente, el famoso wrap dress, además de ser un modelo que sienta especialmente bien porque afina la cintura de manera espectacular, tiene a su favor la comodidad y la posibilidad de usarlo de la mañana a la noche sin descanso sólo cambiando los complementos y el maquillaje.
Maquillaje para un vestido negro
Los complementos y el maquillaje son claves para transformar un vestido negro de día en una prenda de noche. Recargarlo o suavizarlo depende de tus gustos y de lo que te favorece, pero si has elegido un vestido sobrio tienes más licencias con el maquillaje, ojos ahumados y labios rojos, pero si has optado por un vestido llamativo o joyas que destaquen, apuesta por un maquillaje suave con una piel bien trabajada y tonos neutros que no compitan con el resto de tu look.