Aún no son obligatorias, pero se han convertido en imprescindibles para quienes tienen que salir a la calle por necesidad. Aunque la OMS sólo aconseja su uso a quienes sospechen estar infectados, para evitar el contagio a otros, prácticamente todo el mundo las lleva cuando saca al perro, cuando hace la compra y no digamos cuando hay que ir a trabajar.
Lo curioso es que las mascarillas han pasado de ser un objeto necesario para profesiones sanitarias a un complemento de moda útil en el que volcar un poco de creatividad. No todas son adecuadas para evitar el contagio, de hecho, entre las que vemos habitualmente hay que distinguir entre mascarillas quirúrgicas (a las que se pueden asimilar las de tela), que filtran el aire exhalado para evitar contaminar a otras personas que tenemos cerca y mascarillas EPI, de las que hay varias categorías siendo la EPI2 la que filtra el aire tanto al inhalar como al exhalar, impidiendo contagiar a otros o de otros.
Teniendo en cuenta que la demanda de mascarillas creció un 8.000% en el mes de febrero, hablaremos de mascarillas desechables, caseras o de lujo, porque además de que se estén comprando ya, es probable que además tengamos que usarlas durante un tiempo cada día cuando termine el confinamiento.
El negocio es el negocio y muchas marcas de moda se pusieron las pilas inmediatamente destinando parte de su industria a la fabricación de mascarillas (de lujo). Según el portal Lyst, el interés por las máscaras de lujo ha aumentado un 147% con respecto a enero y desde la aparición de Billie Eilish con una de Gucci en la alfombra roja de los premios Grammy la cosa ha ido en aumento. En estas búsquedas, Off-White lidera la lista de las marcas de máscaras más populares, aumentando en un 334% respecto del mes anterior, seguido de Bape con una subida del 167%, Nike que aumentó en un 60%, Louis Vuitton que subió un 24% y Marcelo Burlon que aumentó sus búsquedas en un 10%.
Pero no todo es negocio, la industria de la moda también han mostrado su solidaridad, poniendo sus medios a disposición de los trabajadores de atención médica de primera línea, fabricando y donando a la sanidad equipos de protección. Desde Zara a Louis Vuitton, pasando por el sector de la piel de Ubrique y con la ayuda de un numerosísimo voluntariado, durante la crisis del coronavirus muchas empresas han reutilizado varios de sus talleres para producir cientos de miles de batas y mascarillas no quirúrgicas.
Otras parece que se anticiparon al cataclismo. Es el caso de Marine Serre, que ya puso el acento en las mascarillas faciales durante su desfile apocalíptico del pasado mes de febrero en París. Para la fabricación de sus mascarillas ha contado con Airinum, una marca con años de experiencia en este producto y comprometida con el medio ambiente.
Las marcas no son las únicas, muchas famosas han compartido una foto luciendo todo tipo de mascarillas y una de ellas es Gwyneth Paltrow, que de camino a París decidió protegerse con una negra de Airinum que cuenta con un filtro de 5 capas capaz de retener partículas de polución, alérgenos, bacterias y virus. Muchos la calificaron de alarmista y de alimentar el pánico, pero ella respondió con una reflexión: "¿Paranoica? ¿Prudente? ¿Presa del pánico? ¿Plácida? ¿Pandemia? ¿Propaganda? Paltrow va a seguir adelante y dormir con esta cosa en el avión
Bella Hadid en el avión después de desfilar en la semana de la moda de Milán justo cuando se declaró la Pandemia por la OMS. La suya es una mascarilla con válvula certificada por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de EE.UU. que protegen a quienes las usan de las partículas en el aire que incluyen patógenos. No todas las mascarillas lo hacen y tampoco todas protejen a los demás de los virus que tenga quien lleva una mascarilla puesta.
Úrsula Corberó también ha posado con una coquetísima en rosa durante su visita a Japón. "Tokio en Tokyo", declaraba en su cuenta de Instagram. Muchos de los modelos que vemos en la calle no son más que tapabocas antipolución, es decir, que la protección frente al coronavirus no estaría asegurada. Otras, como ocurre con las de Freka, parecen poca cosa pero ofrecen una alta protección pues tienen un filtro de cuatro capas, incluyendo uno de fibra de carbón activado, para garantizar que se eliminen todas las impurezas del aire
Valentina Ferragni, 33 días de cuarentena en Milán y la necesaria mascarilla para una caminata de 10 minutos. Observando su mascarilla está claro que diseño y protección no están reñidos. Marcas como AirPOP o Vogmask fabrican mascarillas muy apetecibles con un filtrado altamente eficiente. Las de AirPOP son mascarillas inteligentes con detección digital integrada, que se conectan al móvil y se adaptan tanto al usuario como a su entorno. Las Vogmask son capaces de proteger de alérgenos, olores, humo, productos biológicos, gérmenes y virus con diseños a todo color.
La modelo Jessica Hart posaba también con mascarilla, la suya es de Louis Vuitton y como ella declara, el regalo por su 34 cumpleaños. Es importante saber cómo utilizar las mascarillas para que cumplan con la función que tienen asignada. Si son desechables, no se deben utilizar más de un solo día y si se pueden lavar, hacerlo a sesenta grados o desinfectarla con alcohol.
También está la opción de sumar a tu mascarilla una pantalla protectora. Algunas empresas como Oakley y Nike las han fabricado como equipo de protección para centros sanitarios utilizando sus propios materiales, fábricas y equipos de I+D. Estas pantallas permiten, mientras llega el material necesario, reutilizar y alargar la vida de las mascarillas quirúrgicas.
Si de momento no es posible conseguir una mascarilla prefabricada, siempre tienes la opción de hacerte con un tutorial y ponerte manos a la obra. Busca en casa un tejido de algodón, mejor cuanto más grueso, ponlo doble y armarte de paciencia antes de empezar a cortar y coser.