Penélope Cruz cumple este 28 de abril cuarenta años, y, por ello, se une a un selecto club de cuarentañeras que han ido evolucionando en sus estilismos y que parecen en la actualidad hasta más jóvenes que hace años. Los cuarenta de hoy en día tampoco son lo que eran, analizamos a otras 'cuarentañeras' actuales y las comparamos con la de siempre.
Lana Turner (1921) fue durante años un icono sexual. En la fotografía de los 60’s aparece con su séptimo marido, Robert Eaton (aún se casaría una vez más). Su estilismo, más que típico de la época, es el claro ejemplo de cómo ponerte años en el pelo, en el abrigo, en los zapatos y en la pose.
Kate Moss (1974) sigue siendo un icono ‘fashion’. En la fotografía está acompañada de su marido Jamie Hince (de momento el único). El día de su cumpleaños no dudó en coger el abrigo de leopardo pero al combinarlo con un vestido negro, unos botines de plataforma y dejarse el pelo suelto, consigue restar rigor al abrigo y años a su aspecto.
La italiana Sophia Loren (1934) siempre pareció mayor. Hasta que su pelo estuvo de acuerdo con su edad pasaron años en los que el exceso de cardado no dejaba ver su juventud. La vemos posando con un abrigo de flores que tiene un patrón tan rígido como su manera de llevar el bolso y su peinado.
A Sarah Jessica Parker (1965) no le faltan diseñadores que quieran vestirla, Giambattista Valli firma este magnífico abrigo de flores. Su transformación, aunque se ha producido mucho antes que la de Sophia, también ha sido para bien: domó a tiempo su pelo y se convirtió en una estrella ‘fashion’ por obra y gracia de “Sexo en Nueva York”.
Que Maureen O’Hara (1920) era un bellezón a los 40 nadie lo duda. Que las estolas de pieles son maravillosas, nadie lo niega. De lo que dudamos y renegamos es de ese lazo en el escote y de las extrañas enaguas que asoman por debajo del vestido negro. Son detalles que delatan la fecha en que se tomó esta fotografía.
Si además la comparamos con una pose descarada de Jennifer Lopez (1969), con sus botas, el escote, los shorts y la melena de la cantante, por muchas pieles que lleve, más que parecer que las separan varias generaciones parece que las separan varias galaxias.
Grace Kelly (1929) venía del glamuroso mundo de Hollywood, por eso consiguió interpretar a la perfección el papel de modosita princesa de Mónaco. Las señoras ricas y modernas (aunque contenidas) se vestían en los 60’s y 70’s de la mano de la casa francesa Chanel, todavía en manos de la diseñadora Coco. Aquí tenemos un ejemplo.
Hoy Chanel, bajo el mando de Karl Lagerfeld, sigue siendo una casa de costura moderna y para la élite. Actrices como Gwyneth Paltrow (1972) mezclan sus chaquetas de tweed con vaqueros o con shorts, de este modo restan seriedad a una prenda de toda la vida que mal combinada puede sumarte años.
Ella siempre fue la más moderna. Katharine Hepburn (1907) llevaba de manera habitual los pantalones cuando ninguna otra mujer lo hacía. En los cuarenta ella cumplió los cuarenta y la forma más fácil de vestir pantalones era hacerlo con anchísimos patrones masculinos.
Hoy lo normal es ver a mujeres vestidas con pantalones vaqueros. Vayas donde vayas, sin importar tu profesión o tu cargo, el ‘jean’ pitillo se ha convertido en el uniforme de mujeres tan al tanto de la moda como la directora de Vogue Francia, Emmanuel Alt (1967).
Pasaron los años y a otras actrices, como Audrey Hepburn (1929) les pilló la revolución feminista que dio un vuelco a las reglas del vestir femeninas. Los pantalones empezaron siendo una prenda reservada para las más jóvenes o para los momentos de ocio, pero los tejidos y patrones de los trajes de chaqueta seguían siendo rígidos y poco favorecedores.
Hoy es habitual ver a mujeres con traje pantalón, sobre todo para ir a trabajar. Para el ocio nosotras reservamos otro vestuario. Los trajes de chaqueta, como el de Victoria Beckham (1974), comparten ciertos códigos masculinos pero se combinan con complementos muy femeninos, como los zapatos de salón. Es lo que nos diferencia de otros tiempos.
Cuando una mujer cumplía 40 empezaba a usar, no se sabe aconsejada por quién, determinados complementos como los que lleva Esther Williams (1923): pendientes de botón, gargantilla con escote a la caja, guantes y un peinado de peluquería que se hacía con rulos y secador.
Ahora los 40 no son nada, Nieves Álvarez (1974) demuestra que con esta edad aún nos van los complementos rockeros: pendiente ‘ear cuff’, anillo ‘knuckle’, esmalte negro en las uñas y un peinado hecho con planchas.
Para Lauren Bacall (1924) era fácil: un mal día se solucionaba con unas buenas gafas y un pañuelo en la cabeza. No desentonaba en aquel tiempo y ella tiene tanto estilo que hasta eso le queda bien, aunque no podemos negar que echa años encima.
Ahora es extraño ver a una mujer tocada de esta manera, un mal día se soluciona con unas gafas de sol y, como Laura Ponte (1973), una visita a la peluquería para que nos haga un corte radical. Mucho más drástico y juvenil.
Kim Novak (1933) posa en la playa, bueno, en un escenario simulando una playa. Las más jóvenes ya usaban biquini, pero las de su edad llevaban bañador-corsé. La postura estudiada, el pelo cuidadosamente colocado y un gorrito con cinta a juego para ayudar a tapar un poco.
La postura de Cameron Díaz (1972) no es una pose, está de vacaciones en la playa, completamente relajada, sobre una tabla después de haber surfeado un rato y, claro está, en biquini. Cuando las mujeres de cuarenta tienen este cuerpo quieren enseñarlo y hacen muy bien.