El desconfinamiento ha traído una nueva norma a la calle: hay que llevar mascarilla en el transporte público y también en espacios cerrados o abiertos siempre que no se pueda garantizar la distancia mínima de seguridad de dos metros. Las mascarillas se han convertido en esa nueva normalidad de la que tanto se habla, pero de manera paralela están quienes prefieren evitar el contagio con pantallas de protección facial.
Hay personas que no soportan llevar la boca y la nariz tapadas y en lugar de la mascarilla de rigor, se han pasado a la pantalla de protección, pero es necesario dejar claro que estas pantallas de protección no sustituyen a las mascarillas ya que, al no estar cerradas, no impiden la expansión del virus, aunque evita el contagio por los ojos a quien la lleva puesta. Para evitar el contagio de una persona enferma a una sana deberían usarse junto a una mascarilla.
Aclarado esto, la segunda parte es que, si quieres evitar problemas de visión, mareos u otro tipo de molestias, no vale cualquier pantalla: debes hacerte con una que tenga la correspondiente certificación y homologación europeas. Además, es imprescindible saber cómo usarla, limpiarla y desinfectarla de manera adecuada.
Con independencia de todas estas advertencias, cada vez se ven en la calle más pantallas faciales protectoras y no dejan de sorprender el interés que despiertan entre diseñadores, artesanos y ciudadanos en general, pues ya se han convertido en uno de los productos más vendidos de Amazon. La mayoría tienen una estética aburrida y poco agradable a la vista, pero algunas marcas las han convertido en el último accesorio de moda.
Hace unos días Nacho Montes publicaba una fotografía en su cuenta de Instagram en la que aparecía con una de estas pantallas faciales, elegida a juego con su camisa de rayas turquesas y blancas. La suya es ‘Made in Mallorca’ y la firma Carlos Lantero, un profesor de equitación y actor que decidió unirse con sus medios en la lucha contra el coronaviorus fabricando pantallas de protección artesanales para los sanitarios y que ahora ha visto un negocio en lo que empezó siendo una labor altruista. Sus pantallas protectoras son de acetato, van rematadas en cuero de colores e incorporan un velcro para adaptarla a las distintas tallas.
Quien también ha visto un negocio en las pantallas de protección facial es el diseñador neoyorkino Joe Doucet, que se ha decidido por el diseño conceptual para crear una pantalla de protección confortable porque se usa del mismo modo que unas gafas de sol. Dice el diseñador que decidió desarrollar este producto como respuesta a la pregunta: "¿cómo alentamos la adopción masiva de una necesidad no deseada?" y aclara que se trata de una opción atractiva para usuarios no sanitarios, pero que se debe utilizar con mascarilla.
El diseño futurista creado por Yi Fei Chen es otra alternativa a medio camino entre la pantalla facial y la mascarilla protectora. Con esta pantalla, la diseñadora trata de dar respuesta a las necesidades culturales occidentales que consideran cubrirse la cara como una pérdida de individualidad y autenticidad en un momento en que la salud personal y la necesidad de protección son una urgencia. Se trata de un equipo de protección portátil compuesto por una pantalla transparente con una doble sujeción: en la barbilla con un adaptador y en las orejas con unas patillas como las de las gafas.
Las pantallas protectoras incorporadas a gorras y sombreros es una modalidad que han adoptado varias marcas para solucionar los problemas de incomodidad que genera llevar una pantalla de protección sujeta a la frente. Están especialmente pensadas para los niños, aunque también existen modelos en diferentes tallas para adultos. El sombrero es de algodón y la pantalla, que es desmontable, puede incorporar además protección frente a los rayos UV.