Para empezar, saber que el rosa no existe como tal. No hay nada ni de origen animal ni vegetal que nos dé ese color de primeras. Solo se consigue mezclando el rojo con blanco o diluyendo el rojo con agua. Por eso, antes de que se inventasen los colores químicos, su significado era diferente. En el rococó, el rosa era el color de moda. “Lo vestían hombres, mujeres, niños, la Iglesia… Y todo con total naturalidad”, nos cuenta Lucina Llorente, comisaria de la exposición. No existía ninguna connotación de género. Pero claro, conseguirlo era carísimo. Por eso, “llevarlo era una forma de dar a entender el nivel de riqueza y de poder que tienes en la sociedad”.
Pero entonces, ¿en qué momento de la historia comenzó a asociarse a la mujer? A mediados del siglo XX, Estados Unidos convirtió el rosa en un producto de márketing. Fue por la influencer del momento. La primera dama Mamie Eisenhower era la Paula Echevarría de los años 50. Todo lo que se ponía arrasaba. Y su color favorito era (cómo no) el rosa. “A partir de ahí, este tono irá tomando muchísima importancia en el mundo femenino. A las niñas se les educa en el rosa y comienza la distinción entre niños y niñas en función del rosa y el azul”, nos aclara Llorente.
Previo a este momento, su connotación era la opuesta. El rosa era un color de niños. “Era una forma de empoderar al hombre con el rojo, símbolo de la guerra”, nos explican desde el Museo del Traje. De hecho, si echamos un vistazo al arte anterior a este cambio, es el tono con el que se les representa a ellos. Véase San José. O el famoso retrato 'The Pink Boy', de Thomas Gainsborough:
Pero sigamos con el fervor por el rosa en las niñas. “El mundo comercial incluyó en nuestras vidas muchísimos elementos comerciales en rosa destinados a la mujer. Se mentaliza a las niñas de que les tiene que gustar. Y a los niños de lo contrario. Fue así como se inventaron ese sentimiento de color dulce y blando”. Esto se trasladó a juguetes, ropa y cualquier elemento proclive a los prejuicios. Así que sí, esta vinculación con el género fue una mera invención.
Por suerte, alguien dio un golpe sobre la mesa y el rosa pasó a ser una forma de empoderarse. La música negra, Elvis Presley o los flamencos de John Waters "tomaron el rosa como gesto de rebeldía". "Poco a poco, se va a utilizar para dar un discurso completamente diferente al de la dominación del rosa femenino". Hoy, tal y como nos comentan Lucina Llorente y Juan Gutiérrez, el rosa "está volviendo a ponerse en su sitio". "Está de moda y se podrá llevar siempre sin ninguna connotación de género, igual que sucede con el verde". Porque, aunque a veces lo pasemos por alto, el rosa siempre ha sido (y será) el color del rock and roll.
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