Esta primavera/verano 2020 parece tener una especial fijación por las prendas y tendencias que ya triunfaron en los años setenta y, en concreto, por todo aquello que parezca hecho de manera artesanal. Es aquí donde encajan a la perfección las prendas y accesorios de croché (que viene de la palabra francesa crochet), esa técnica de tejer labores para la que se necesitan una aguja de ganchillo, ovillos de hilo o lana y manos habilidosas.
Muchas firmas de lujo han incorporado a sus colecciones piezas tricotadas en croché para esta temporada, desde vestidos elaborados con intrincados encajes de ganchillo de Altuzarra, Isabel Marant, Dolce Gabbana, Zimmermann y Giambattista Valli o los más lineales de Kate Spade, Staud y Cult Gaia, a las sandalias de pala de Miu Miu o los bolsos de Bottega Veneta y Stella McCartney. Chalecos, tops, camisas, pantalones, faldas, vestidos playeros, camisetas, riñoneras, alpargatas, sombreros… ninguna prenda o complemento se libra este año de ser reinterpretada en labores de croché.
Quienes tengan la técnica, o a alguien paciente que se la enseñe, ya pueden coger aguja e hilos y ponerse manos a la obra. Para quienes no tienen la paciencia de empezar a tejer cadenetas están las tiendas, que ya cuentan en sus catálogos con una amplia y tentadora oferta en prendas de ganchillo.
Posiblemente uno de los looks más evocadores de los años setenta es el que combina un top de croché, un pantalón de campana y unos zapatos de plataforma, un trío que encaja perfectamente en el verano de 2020. La estilista y consultora de moda Lucy Wiliams opta por una versión actualizada del estilo setentero, combinando un pantalón vaquero con un body de algodón de mangas fruncidas y aplicaciones de flores de ganchillo de la firma Loves Hack Fancy.
En partes de arriba la oferta es casi infinita, de los jerséis hechos completamente en hilo de ganchillo, como el modelo de Ulla Johnson, a los que llevan sólo algunos detalles de croché que pueden adornar el bajo, las mangas o el cuello, es el caso del jersey de Zara. Otra opción para la primavera y el verano son los chalecos sin mangas como el de H & M, que puedes superponer a una camisa, llevar sobre el bikini o, si no es excesivamente calado, sin nada debajo.
Los tops son la prenda estrella del verano 2020 y especialmente los confeccionados en croché. Combinarlos con pantalones de talle alto es la opción favorita del street style y mientras llega el calor definitivamente, puedes superponer una chaqueta oversize de estilo masculino y jugar a los contrastes.
En vestidos y faldas la variedad es tan amplia, que abarca desde prendas de playa a vestidos con encajes y filigranas de lujo. El de Anne Laure Mais es de la firma francesa Musier Paris, de la que es fundadora, una marca que ofrece pequeñas colecciones de moda atemporal e inspiración vintage donde no podían faltar los cuellos halter, las espaldas al aire y los tejidos de croché.
Es sorprendente lo que da de sí la labor de ganchillo ya que la manera de tejer el hilo da como resultado una gran diversidad de terminaciones que van del tejido básico de red a intrincados calados y encajes. La cadeneta es el elemento básico con el que se ejecutan todos los demás puntos del croché, así que basta tener claro el patrón deseado y conocer la técnica del acabado en cuestión, para conseguir resultados como estos vestidos tubulares de Zara, Mango y Kate Spade.
Unas manos expertas en tejer croché son capaces de mezclar colores y añadir detalles que convierten la artesanía en verdadero arte y estos vestidos de Anna Kosturova, Isabel Marant y Zimmermann son un buen ejemplo. Perfectos para llevar en verano con sandalias planas y pocos accesorios, con el fin de evitar que cualquier exceso en los complementos les reste protagonismo.
Un paso más han dado otras firmas como Giambattista Valli, Altuzarra o Alexander McQueen, que consiguen llevar el croché a los vestidos de cóctel y hasta a los vestidos de novia. La diferencia no está sólo en la manera de ejecutar la labor, sino en el uso de ovillos de seda o de hilo 100% algodón. Combínalos con mules de tacón o sandalias de tiras y añade un pequeño bolso de mano que deje ver el elaboradísimo trabajo de tu vestido.
Un bolso puede ser un buen entrenamiento en la práctica del croché. Puedes empezar por un sencillo saco de red al que más adelante añadas aplicaciones u optar directamente por cualquiera de los modelos del mercado: del pochette de Bottega Veneta a la bandolera de Storets o la riñonera de Zara.