Moda asiática más allá del kimono
Adela Leonsegui
13/06/201311:24 h.El maquillaje es una de las primeras cartas en la manga. Podemos optar por un maquillaje suave que haga resaltar los ojos con 'eyeliner' negro aplicado generosamente y en forma de ojo de gato. Si es nuestra elección, debe ser la única concesión que hagamos, el resto del 'outfit' no debe recordar ni remotamente a Oriente, para evitar el temido efecto disfraz.
Si elegimos un peinado como parte de un 'look' oriental, para evitar caer en la obviedad del alisado japonés o el recogido chino, es interesante recurrir o a un pulido moño alto, igual que el que lleva Jennifer López o, si eres más osada, copiar el peinado de los jugadores de sumo, una especie de coleta partida por varias gomillas y recogida sobre la cabeza, están menos vistos y son mucho más versátiles.
El obi es una faja ancha de tejido grueso que se coloca encima del kimono, es una prenda que superpuesta a cualquier indumentaria tiene capacidad para trasladarte a Oriente. Carlota Casiraghi lo lleva colocado sobre un vestido floreado y cruzado, consiguiendo un estilismo japonés sin caer en el exceso. Maribel Verdú lo superpone a un sencillo vestido negro logrando un toque oriental sin salir de la sobriedad.
Algunos tejidos como el estampado florar bicolor o la seda brillante tienen suficiente fuerza evocadora y no necesitan más accesorios para dar un toque asiático a un estilismo. La actriz Jessica Paré vestida de Prabal Gurung y la modelo Mila Jovovich de Armani Privé, son dos ejemplos a seguir porque consiguen que sus ‘looks’ sean impecables al no añadir ningún otro detalle oriental.
Hay mujeres que están abonadas a este estilo, es el caso de la actriz Cate Blanchett que ya sorprendió en el festival de Cannes de 2006 con un vestido de noche inspirado en un kimono japonés. Fiel seguidora de Armaní Privé, lució un modelo de lentejuelas rojas de su colección de verano 2009 que con sólo dos elementos recuerdan a Oriente: los hombros en forma de pagoda y el ribete negro que remata el vestido. En su tercer modelo, del mismo diseñador, el estampado oriental es el que cobra todo el protagonismo.
Unas manos hábiles pueden conseguir que los cuadros nos parezcan un estampado típicamente japonés. Así lo hizo el diseñador Dries Van Noten en su desfile para la primavera verano 2013. Compone los estilismos con prendas cruzadas, efectos plisados, tejidos brillantes de guata y sencillos y finísimos cinturones superpuestos, consiguiendo que nuestros ojos perciban un desfile de inspiración oriental a base de cuadros.
Todo lo contrario encontramos en la propuesta veraniega de Prada que basa su colección en el origami, el arte japonés de plegar papeles. Realiza superposiciones de tela hasta formar vestidos que recuerdan a brillantes kimonos, mezclados con pericia con elementos traídos de los años sesenta y un cierto aire infantil aportado por margaritas blancas.
Pero ser tan literal puede hacernos caer en el disfraz, acompañar el estampado oriental de un patrón kimono del clásico obi y de un recogido, como hace Carla Royo Villanova, ni es sutil ni resulta elegante. Paz Vega resulta menos obvia pues elige un vestido de corte sencillo en el que únicamente destaca el estampado, aunque quizá sea demasiado llamativo.
Las propuestas de las tiendas de ‘mass market’ mezclan bordados y ‘prints’ orientales con prendas, estampados y tejidos de Occidente como el punto, los ‘jeans’ y las camisetas. Pull & Bear apuesta por esta unión de Oriente y Occidente mediante la combinación de prendas que dan lugar a un nuevo ‘look’ en el que se fusionan ambas culturas.
También Zara ha buscado la combinación perfecta entre los dos mundos. Una de las prendas más buscadas de esta primavera/verano es la beisbolera, una chaqueta típicamente americana que ha saltado de los estadios a la calle y que se ha convertido en prenda estrella con un tejido brillante y un estampado de aves y flores de almendro.
Las joyas no se escapan a esta influencia oriental. A las ya tradicionales serpientes de Cartier se han unido los dragones de Carrera, como los de la imagen, que adornan anillos y brazaletes. Estas piezas combinan fenomenal con prendas de líneas sencillas para evitar un ‘look’ recargado y otorgarles todo el protagonismo que merecen.
Uno de los diseñadores que mejor domina el arte del ‘look’ oriental sin caer en lo evidente es Haider Ackermann. Lo muestra con un abrigo hecho con el patrón del kimono, un pantalón que insinúa el origami y la superposición de un obi sobre una chaqueta sin solapas, tres sencillos detalles capaces de dar un vuelco a un estilismo.
Superponer, mezclar, experimentar, todo es parte del juego de la moda y cuando se domina, los resultados son tan increíbles como que los lunares o el tweed parezcan originarios de Japón.