Mónica Bellucci es actriz y también modelo. Lleva en el oficio el arte de posar, sabe que las marcas se mueren por vestirla y que el momento de la foto busca transmitir el glamour de la estrella. Un día frío no puede arruinar el estilismo pensado para la ocasión, así que un abrigo para caminar a la intemperie, del que despojarse antes de enfrentarse a los fotógrafos es una idea inteligente que no pondrá en riesgo el look elegido.
Pero ¿tiene sentido posar con el abrigo puesto?
A veces sí. En el frío mes de enero, durante la presentación de la película “Volver a nacer” se hablaba del embarazo de Penélope Cruz, aunque ella no tenía intención de confirmar o no los rumores de la prensa. Que se presentara en el ‘photocall’ con un precioso abrigo de ‘Loewe’ no extrañó a nadie, ella es imagen de la división de moda de la firma, pero aunque el estilismo era algo más que adecuado, hizo subir las apuestas a cerca de su estado.
Pero no siempre ir abrigada tiene justificación. Tres de los estilismos inexplicables del estreno de la película ‘Alacrán enamorado’ tienen en común una prenda de abrigo. En las dos primeras fotografías son protagonistas las prendas de pelo tipo yeti que, en estos casos, no son parte del look, no lo completan ni lo enriquecen, son únicamente un medio para resguardarse del frío. El tercer caso, la estrecha chaqueta de piel en tonos flúor sobre el ceñido vestido negro que lleva Hiba Abouk, aniquila cualquier pretensión de elegancia que la actriz tuviera en la elección de su ‘little black dress’.
Pero cada caso es un mundo. En estos tres posados vemos a una Paula Prendes perfecta con un abrigo que hace las veces de vestido y al que no hay nada que objetar. David Ascanio lleva un abrigo impecable que da un toque chic a un estilismo, que por lo demás quedaría un tanto pobre, hace bien en no desprenderse de él. Por último, Angie Cepeda posa con una gabardina básica que da que pensar si no se despoja de ella con el fin de tapar un vestido poco afortunado.
En esto del ‘photocall’ no hay absolutos. A veces las chaquetas funcionan y otras veces no. Combinar blanco y negro, ya sea en versión holgada o ceñida, es un valor seguro. Las claves a tener en cuenta son una talla adecuada y un modelo que favorezca en función del cuerpo de cada una. El look de Sheila Márquez es de diez, el de Cristina Piaget es perfecto para ella, pocas se lo pueden permitir, pero la tercera fotografía, el estilismo de la actriz María Isasi, es un cataclismo: el corte cuadrado de la chaqueta no le favorece y parece que la utilice más para esconder un pantalón demasiado ceñido que para lucir su figura.
Cada ocasión exige un protocolo pero ¿puede un posado ser informalmente perfecto? Hay quien lo consigue con total naturalidad. Simon Baker con traje de color claro, Alex González y Miguel Ángel Silvestre vestidos de smoking y los tres prescindiendo de corbatas o pajaritas y Ryan Gosling con traje de terciopelo verde, son un claro ejemplo de estilo cuando la etiqueta deja margen a la imaginación y se tiene suficiente estilo para no hacer el ridículo.
Los tres ejemplos anteriores nos hacen ver con peores ojos la indumentaria elegida por los actores Julián López, con un chaquetón estilo ‘parka’ y Carlos Areces, con un anorak, ambos más apropiados para una tarde de paseo que para un posado. Sorprende el ‘look’ con el que posa el también actor Julián Villagrán, en este caso la ‘bomber’ forma parte del estilismo, lo completa y lo hace interesante, no es la clásica prenda de diario que se usa para el frío, está cuidadosamente pensada, y merece estar en el ‘photocall’.
Las cazadoras de cuero, a pesar de su versatilidad, pueden ser un arma de doble filo. Miguel Ángel Silvestre, Daniel Guzmán y Antonio Pagudo, al usarlas con pantalones vaqueros ofrecen una imagen de informalidad que choca delante de un photocall, un “pasaba por aquí” en toda regla. Estos posados podrían haber mejorado con el cambio del tejido 'jeans’ por otro menos cotidiano e incluso más atrevido que elevara la categoría de la pieza de cuero en lugar de vulgarizarla. De lo de posar con la cazadora abrochada hasta el cuello ni hablamos.