Una mujer vestida de flamenca suele estar favorecida, esta es una verdad absoluta, otra cosa es que siempre vaya adecuadamente peinada, vestida y acicalada. Desde la flor hasta el zapato, cada elemento es importante y aunque todos los años la indumentaria sea la misma, hay que tener en cuenta que las modas cambian de una feria a otra.
Una buena flamenca se peina con la raya en medio y recoge su pelo en un moño más o menos deshecho, según las tendencias de la temporada, este año la feria se peina con moño bajo elaborado con trenzas. Ojo, vestida de faralaes no te dejes la melena suelta. La cabeza se adorna con peinas de nacar, pasta, carey o metal y, por supuesto, flores.
En cuanto a la flor, todo es un misterio. Lo tradicional es llevarla bien alta, pasado el nacimiento del pelo en la frente, pero es cuestión de modas y gustos pues hay quien la lleva bajo la oreja. Se puede optar por flores naturales como el clavel, que habrá que ir cambiando cada día o por las tradicionales flores de tela. Este año la novedad es ponérselas a puñados y de varios colores, al estilo Frida Khalo, como las llevó Eva González en el desfile de la diseñadora Rocío Peralta.
El vestido de flamenca se olvida del popelín, otras telas como gasas, muselinas o satenes toman el relevo. Esta temporada vuelven los escotes simétricos en sus tradicionales cortes en forma de uve o barco, recatados por delante y descarados por detrás pues las espaldas quedan al aire. Una línea muy sugerente y sexy que ha seguido en sus propuestas (fotografías superior e inferior) la diseñadora Vicky Martín Berrocal.
Es el año de los volantes, grandes o pequeños, y el talle del vestido llega casi a la cadera, los que van hasta la rodilla, el diseño menos cómodo para el ferial, sólo sirven para posar y no para bailar. Esta temporada el vestido de canastera, el clásico con caída y sin volantes, no está en su mejor momento y se queda en casa a esperar otra feria en la que los faralaes le dejen paso. Las mangas se llevan largas o al codo, aunque el calor hará que muchas se salten esta norma y opten por los tirantes.
La duda de cada año está en el color del vestido: ¿liso o estampado?, ¿color, blanco, negro? y si elegimos un ‘print’ ¿flores, lunares, rayas? Nunca te equivocas si eliges un vestido blanco, es básico, combinable con cualquier color y no pasa de moda. En negro está bien para la noche pues los grados que nos regala esta época del año desaconsejan usarlo durante el día. En cuanto al color, depende tanto de las modas, que hace difícil la elección.
Este año la pasarela flamenca ha optado por colores vibrantes, saturados y vitamina o por todo lo contrario, los tonos tierra, ocres y metalizados. Otra posibilidad, sólo apta para expertas pues es fácil equivocarse, es mezclar bloques de color antagónicos como el turquesa, un color frío, con coral, de la gama de los colores cálidos. Por esta propuesta multicolor ha optado la diseñadora Aurora Gaviño (fotografía central inferior)
En cuanto a los estampados, la primera opción son los clásicos lunares, el estampado flamenco por excelencia. María José Suárez, en su colección ‘Amauro’ los combina en negro y verde flúor y da un toque de contraste con la pañoleta coral. Las rayas, tan de moda esta primavera, no son la mejor opción para un traje de flamenca, demasiado moderno. Finalmente las flores, el básico estampado primaveral, es uno de los ‘prints’ favoritos de la feria.
Para el maquillaje, cada una se conoce, optar por resaltar ojos o labios, no ambos, es un buen recurso. Lo de pintar un lunar estilo Marylin no es algo que guste mucho en Sevilla, mejor evitarlo y, a pesar del sol radiante, está casi prohibido llevar gafas de sol.
Los complementos de este año son originales y enormes, como los de Beatriz Reina (fotografía superior). La clásica argolla de resina o pasta de color se guarda esta feria en el cajón. Si se eligen como accesorio unos grandes pendientes, mejor no acompañarlos de collares para no saturar en exceso, en este caso es mejor optar por un broche en el escote o sujetando la pañoleta.
En cuanto esta última, si durante varias temporadas se llevaron los pañuelos de escasa tela y sólo como complemento, este año toca lucir mantones brocados, bordados y de grandes flecos que sirvan, además de para adornar, para abrigarnos si nos pilla la noche en el ferial, algo bastante probable.
Por último añadir que el calzado, aunque de tacón, debe ser cómodo. El zapato de salón atado con pulsera y de tacón grueso es una de las mejores opciones, aunque muchas sevillanas prefieren la cuña de esparto o el botín. Lo mejor es dejar en casa el tacón de aguja, las sandalias y nuestro mejor par de zapatos. El albero no perdona.