La moda ibicenca, como tantos otros movimientos, nace en los años setenta y está íntimamente ligada a la llegada del movimiento hippie a Ibiza y a Smilja Mihailovich, cuyo nombre real era Dory Osjecani, una relaciones públicas de origen yugoslavo a la que apodaron la Princesa de las Pitiusas y que junto a otras personalidades creó el término Moda Adlib.
Adlib que no es más que un acrónimo de la expresión latina Ad Libitum, que significa “con libertad”. Inspirada claramente en la lencería de las payesas y en sus trajes tradicionales, la moda ibicenca se caracteriza por sus diseños de color blanco, elaborados con tejidos naturales que se trabajan de manera artesanal y se adornan con bordados y encajes. Todo bajo el lema “viste como quieras, pero con gusto” y el respeto a las formas naturales del cuerpo.
Los vestidos ibicencos se han convertido en una de las prendas favoritas de las bodas en la playa, tanto para los novios como para los invitados. Esta moda, inicialmente blanca, con el tiempo ha evolucionado hasta dar cabida tanto a tejidos estampados, como a una amplia gama de colores que incluye desde los tonos más pálidos hasta el negro.
Lo mejor de la moda adlib es que con un vestido ibicenco seguro que lo petas en la boda, pero lo mejor es que vas a volver a ponértelo incansablemente durante el resto de tu vida.
Los vestidos ibicencos cortos son perfectos para una boda de día de estilo informal, especialmente si se celebra en la playa. Aunque no es habitual, ni demasiado protocolario, que las invitadas vayan vestidas de blanco, si la etiqueta así lo exige está más que permitido. Podrás sacarle mucho partido cuando haya pasado la boda, de hecho, te lo podrás poner durante todo el verano con sandalias de tiras romanas, con alpargatas de esparto y hasta con unos botines camperos o botas militares para irte de festival el próximo verano.
Un vestido ibicenco largo, el clásico suele ir bordado o adornado con tiras de pasamanería, es una elección perfecta para una novia que haya planeado una boda informal y relajada, de esas que se sueñan al borde del mar. Este tipo de vestidos serán perfectamente reciclables cualquier noche de verano si los combinas con zapatos planos. Sácalo de contexto combinándolo con prendas que provoquen un contraste de conceptos: una blazer oversize ceñida a la cintura, un cárdigan de punto, unas botas cowboy y, si es muy transparente, hasta un pantalón vaquero debajo.
El caftán se ha convertido en uno de los patrones clásicos de la moda adlib. Te permiten libertad de movimiento y sientan bien a todos los cuerpos. Sólo tienes que elegir bien el patrón: más o menos largo, ceñido o no a la cintura, de mangas o sin ellas… Si te haces con uno, será una de las prendas más versátiles que vas a tener en tu armario y puedes llevarlo solo o encima de vestidos, faldas y pantalones. Si lo llevas sólo, súmale complementos de estilo étnico como un gran collar y si lo superpones a otras prendas, dale un punto urbano que lo aleje de las playas de Ibiza.
Con los años, los colores se han ido incorporando a la moda ibicenca, especialmente los tonos pastel, permitiéndote apostar por prendas adlib menos clásicas y mucho más versátiles para combinar con el resto de tu armario. Los cropped tops con encajes, tan de tendencia esta temporada, serán compañeros perfectos de tus pantalones de tiro alto y las faldas adornadas con tiras bordadas y puntillas puedes mezclarlas cualquier tarde con la parte de arriba de tu bikini bandeau.
La moda ibicenca ha sido interpretada, con otros materiales y con matices más urbanos, por grandes firmas como Zara, H & o Mango, que han introducido los códigos adlib en algunos vestidos de sus colecciones. Aunque lo cierto es que ni los materiales son tan nobles, ni se fabrican de manera artesanal, pero respetan la esencia ibicenca en los patrones, consiguiendo resultados bastante efectistas.
No se trata sólo de buscar un vestido blanco, es imprescindible que el vestido cumpla con otras características: que lleve bordados, que el patrón sea holgado, que el tejido resulte confortable, que incorpore detalles artesanales y, lo más importante, que te permita libertad de movimientos “pero con gusto”.