Irene Villa y Juan Pablo Lauro anunciaron en diciembre de 2018, tras más de una década de amor y tres hijos en común, Carlos, Gael y Eric, su divorcio: “Todo ha sido de mutuo acuerdo y no hay terceras personas. Hace un mes que firmamos los papeles de la separación. Teníamos régimen de gananciales y hemos llegado a un acuerdo en el que los dos hemos sido muy generosos”, contó la propia periodista en una entrevista exclusiva a ¡Hola! en la que también reconoció que aunque había sido una ruptura amistosa, sus familias se habían disgustado porque “no se lo esperaban”.
La psicóloga ha reiterado en este tiempo que nunca ha sentido que su matrimonio hubiese sido un fracaso, más aun si se tiene en cuenta que de aquí nacieron los amores de su vida, sus tres niños. “No es una decisión cerrada, que la vida da muchas vueltas y quién sabe si algún día volvemos donde lo dejamos”, no cerraba la puerta a una segunda oportunidad. No obstante, tres años y medio después de su separación, esta opción podría darse por descartada. Y es que la protagonista de nuestra noticia ha sido fotografiada acompañada de su "nueva ilusión", según la revista del corazón mencionada previamente.
La autora de ‘Los ochomiles de mi vida’ no ha confirmado aún la noticia, pero las fotografías publicadas por el medio hablan por sí solas y evidencian su complicidad con el deportista y asesor personal y ejecutivo, David Serrato.
El hijo de la institución del voleibol nacional José Miguel Serrato es licenciado en Educación Física por la Universidad de León y en su trayectoria se reflejan más de dos décadas en docencia en educación secundaria y universidad. Hoy en día, compagina su trabajo como subdirector del Centro de Alto Rendimiento Caep Soria con su emprendimiento como coach.
Ambos se habrían conocido gracias a varios compromisos profesionales en común, surgiendo de ahí esta “amistad especial que solo el tiempo dirá si se convierte en una historia de amor” –según señala ¡Hola! en sus páginas-. Por el momento, Irene y David han sido pillados en plena cita por los paparazzi. La pareja disfrutó de una película en la gran pantalla y, a la salida de la sala del cine, charlaron animadamente, de la mano en algunas ocasiones y de la cintura en otros, sin saber que estaban siendo fotografiados.