Donald Trump vuelve a ser presidente de los Estados Unidos y con él, su mujer, Melania, vuelve a la primera línea. Alejada del foco mediáticos desde que enero de 2021 abandonaran la Casa Blanca tras la derrota de su marido en las carrera presidencial, Melania vuelve a ser la primera dama del país y su matrimonio vuelve a colocarse en el centro del foco mediático, como ya ocurriera en el primer mandado de Trump, durante el cual nos dejó algunos looks icónicos que han pasado a la historia. 

La historia de amor de casi tres décadas de Donald y Melania Trump comienza una nueva etapa en la que seguirán acaparando titulares como lo ha hecho desde que se conocieran a finales de los años 90 o como lo hizo ya su ostentosa boda en Palm Beach (Florida) en 2005. 

La historia de amor de Donald y Melania Trump se remonta al año 1998 cuando la pareja se conoció en una fiesta organizada por Paolo Zampolli, uno de los hombres más poderosos de la industria de la moda en el marco de la Semana de la Moda de Nueva York. Ella tenía 28 años y trataba de hacerse un hueco como modelo en Estados Unidos, y él 52 y estaba recién separado de su segunda mujer, Marla Maples, era uno de los grandes empresarios del país. La atracción fue inmediata tal y como contó el propio político años después. "Era increíble. Intenté conseguir su teléfono, pero no me lo quiso dar".

En ese primer encuentro Melania se mostró cauta. "Me contó que había mandado a su novia al baño para poder acercarse a mí y pedirme el teléfono. Y pensé 'qué retorcido' y le dije que no, que no le daba mi número, que si quería, que me diera el suyo él. Quería ver qué hacía. Si me hubiera dado el teléfono de empresa, ¿qué significaba eso? No pensaba hacer negocios con él". Por supuesto, él no lo dudó y le dio todos sus teléfonos de contacto, incluido el de su casa de Nueva York. 

Varios días después de este primer encuentro, Melania se puso en contacto con él porque quedó impresionada por su energía. "Tiene un sentido de vitalidad impresionante", ha dicho en alguna ocasión sobre su marido. Y tras esa llamada llegó la primera cita. La pareja quedó en 'Moomba', el local de moda en aquella época en Manhattan. El encuentro fue inolvidable. "Me acuerdo de esa noche como si fuera hace dos meses", reconoció años después Melania en una entrevista en Harper’s Bazaar.

Iniciaron entonces un romance que mantuvieron lejos del foco público y durante el que apenas compartieron datos sobre su vida privada. No obstante, su actitud pública era bien diferente. en el que ella optó por mantenerse en un discreto segundo plano. Melania evitó dar entrevistas y exponer su vida privada, mientras que él iba ganando repercusión mediática. Según dicen algunos medios americanos, él estaba feliz de tener a su lado a una mujer tan atractiva y joven, mientras que ella valoraba enormemente la estabilidad económica que le brindaba y su estatus social. 

En 2005, tras siete años juntos y tras superar algunas crisis por los rumores de infidelidad por parte de Trump, se casaron en Palm Beach, en Florida. La pareja organizó una ostentosa ceremonia a la que acudieron más de 400 invitados entre otros Hillary Clinton, Alberto de Mónaco o el rey Carlos de Inglaterra. 

La pareja se dio el 'sí, quiero' en la iglesia episcopaliana de Bethesda by the Sea, en una ceremonia que duró media hora y a la que llegaron en una limusina propia y tras la cual se trasladaron, escoltados por policías hasta el lugar de la celebración, la mansión que Trump en Mar-a-Lago, que cuenta con una extensión de 3.300 metros cuadrados.

En cuanto al vestido de novia, Melania optó por un diseño por John Galiano para Dior para el que se usaron casi 100 metros de satén, que tenía una cola de cuatro metros. El vestido, que pesaba 23 kilos, costó más de 200.000 euros. Como curiosidad, Melania lo llevó antes de la boda para ser portada de Vogue.

Un año después de su enlace, en 2006, llegó al mundo su primer y único hijo en común, Barron, a quien en los últimos años hemos podido ver acompañando a sus padres en algunos actos. Desde que naciera el pequeño, Melania se volcó en su familia, especialmente en su faceta como madre y mantuvo durante la primera década de vida de su hijo un perfil bajo alejada de los focos. 

La tranquila vida de Melania y su familia dio un giro radical en 2016 cuando DonaldTrump se lanzó a la carrera presidencial. Fue entonces cuando los rumores sobre su vida privada se intensificaron y con la llegada a la Casa Blanca la presión aumentó. Cada gesto de Melania, que durante toda su relación había intentando mantener su vida privada lejos de la prensa, era analizado al detalle y su actitud con su marido, que muchos consideraron de distante, dio lugar a que muchos especularan con la situación de su matrimonio.

La presión fue tal que mucho apuntaron a que ella ansiaba volver a su vida privada y a sus rutinas lejos de la Casa Blanca. Algo que logró en 2021 cuando acabó el primer mandato de Trump. Durante los últimos años, Melania se ha mudado a su residencia de Mar-A-Lago, en Palm Beach y posteriormente ha estado en Nueva York, donde su hijo acude a la universidad. Sin embargo, con la elección de Trump como nuevo presidente y aunque algunos tabloides apuntan a que no tendría intención de vivir en la mansión presidencias, es probable que deba abandonar de nuevo su privacidad y retomar el papel de primera dama de Estados Unidos junto al nuevo presidente.

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