Lola Flores fue una de esas artistas irrepetibles. Su carácter y carisma la convirtieron en una de las grandes divas de la copla, sí, pero era capaz de hacer suya una ranchera, de versionar a Julio Iglesias y hasta de rapear. Fue, junto a su marido, Antonio González ‘El Pescaílla’, el origen de una estirpe de cantantes y actrices más queridos de nuestro país.

Antonio y Lola formaron un matrimonio peculiar. Tanto, que mucha gente se ha preguntado si Lola Flores y 'El Pescaílla' formaban una pareja con una relación abierta. Así se lo espetó Jordi Évole a Lolita, la primogénita de ambos en una de sus entrevistas. ¿Lo fueron realmente? La cantante y actriz pone nombre y apellidos al tipo de pareja que formaron sus padres.

“Yo estoy loca por hacer un documental a mi padre, que se lo haré”, le decía una emocionada Lolita al periodista cuando recordaba al famoso guitarrista y músico. También afirmó que la música de su madre, que ya era famosa cuando se enamoró de su marido, “creció con Antonio González”, y añadió: “Porque aparte de su historia personal, era el músico de mi casa por antonomasia. Mi hermano, mi hermana, yo, todos hemos mamao de su soniquete, de su ritmo, de su saber”. 

Precisamente respecto a su historia personal explicó cómo 'El Pescaílla' fue capaz de darle la vuelta a su destino, algo que le costó años de enemistades. Según Lolita, Antonio González fue “un gitano superlibre. A mi padre lo prometieron con una gitana de [el barrio barcelonés de] Gràcia con 20 años, y a las 7 de la mañana se fue. Estuvo muchos años sin poder entrar en Gràcia”. 

“Era muy libre”. Se fugó, no quería casarse. “Él quería casarse por amor”. “Él no era de hablar mucho. Él solo decía que ataduras, no. Y se casó con Lola Flores, que tampoco era de atar. Yo creo que ahí el tándem estuvo muy bien”. La vida sentimental de ambos era muy complicada en aquellos inicios de su relación. Antonio tenía dos hijos de otras tantas relaciones anteriores: Antoñita, fruto de su relación con Dolores Amaya (sobrina de la mítica bailaora Carmen Amaya) y Antonio, cuya madre era Carmen Santos (a su vez, el gran amor del hermano de Lola Flores). De Lola se conocía (era un secreto a voces) su relación con Manolo Caracol, su pareja artística y… un hombre casado. En aquella España de los años cincuenta, un verdadero escándalo. De ahí que Lolita diga de sus padres, y con toda la razón del mundo, que eran dos espíritus libres. Que, además, tuvieron que casarse medio en secreto y con Lola embarazada de Lolita.

Preguntada por si la de sus padres era o no una relación abierta, Lolita es contundente: “No, era de respeto”. Es decir, que a pesar de lo que pudiera parecer, no había consentimiento para abrir la relación, aunque sí respetaban el espacio privado del otro. Otra cosa es que Lola y Antonio cometieran o no alguna infidelidad, pero nada de una pareja que se daba permiso mutuo para tener historias fuera del matrimonio. ¿Y una pareja DADT, como se llaman ahora, que saben que pueden ser infieles pero no se intercambian información? Tampoco tiene pinta. Lo que pasara o no fuera del matrimonio fue, si ocurrió, a espaldas de la otra parte de la pareja. Una pareja que, al fin y al cabo, mantuvo vivo su matrimonio durante más de cuarenta años y que inició la que, seguramente, es la saga de artistas más famosa de nuestra historia reciente.

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