Antes de que existiesen los Moyà-Cerezuela como tándem, él ya se había fijado en ella. La conocía sin conocerla de haberla visto en la tele. Y cuando llegó su primer encuentro cara a cara, todo cambió. Desde ese día, ambos se pusieron de acuerdo en algo que, doce años después, repiten hasta la saciedad, con cierta dulzura y mucha convicción: formar una familia. Y en 2010, con el nacimiento de Carla, un año antes de oficializar su amor con una boda secreta, pudieron pronunciar eso de "reto conseguido".
La hija mayor, que en verano cumplió ocho años, es la que más se parece a su padre en personalidad. Eso sí, en palabras de su madre, Carla va tomando rasgos físicos cada vez más marcados a Carolina. "Lo mejor de cada casa", dice. Ella les abrió el camino a la llegada de Carlos y Daniella, el mediano y la pequeña, que ahora tienen cinco y cuatro años respectivamente. Con ellos también en casa, Moyà y Cerezuela han aprendido que la maternidad, algunas veces, no es tan divinity como nos la venden. Especialmente en esas tardes en las que los berrinches se contagian.
Si tienes ganas de entrar, aunque sea un poquito, en cómo es una de las familias más queridas del papel couché, este es tu vídeo. Algunos se rasgan las vestiduras cuando escuchan que una pareja puede estar unida más de diez años. Y sobre todo seguir así de bien. Pues Cerezuela y Moyà nos han dado el secreto de su éxito como dúo. Pasen y vean. Ah, y como nos dice el tenista: "Esto no lo verá Carolina, ¿verdad?"