María Castro no solo hace disfrutar a sus seguidores con su faceta de actriz, en su Instagram acumula más de 700 mil personas que consumen a diario su original contenido. Viajes, recetas sencillas, cuentos infantiles, las luces y las sombras de la maternidad, juegos educativos o sus vivencias con la familia que ha formado son solo una parte de los temas que toca en esta plataforma. En este contexto, la actriz, hace justo un mes, comentaba con naturalidad cómo conoció a José Manuel Villalba, su marido y padre de sus dos niñas: Olivia y Naia.
“Lo volvimos a hacer”, exclamaba adjuntando una fotografía en la que aparecen emulando en la piscina el famoso paso de baile de Dirty Dancing, película cuya mítica banda sonora fue seleccionada por la pareja para su baile nupcial. “Todo aquel que nos conoce un poco (será por la de veces que lo cuento), sabe que José y yo nos conocimos tal que así”, iniciaba su relato retrocediendo al pasado. “Trabajando, hablando de cosas de ‘danzarines’, lo que somos, él me dijo: ‘Yo te puedo portear’. Vi luz verde”, confesaba María, que por aquel entonces ya notaba que existía un interés entre ambas partes que iba más allá de lo profesional.
“Yo le dije: ‘Puedo confiar en ti’. Le di luz verde. Y así fue… casi sin darme cuenta, cómo me hizo tocar el cielo, o más bien los focos del plató”, se reía recordando este momento. La viguesa admitía que en ese agarre sintió lo mismo que le hace sentir hoy en día: “seguridad, confianza, hogar y enseñándome que, por mucho que la vida a veces nos zareandee, siempre habrá alguien ahí dispuesto a no dejarte caer y listo para recogerte siempre que lo necesites”, con esta sincera reflexión ha concluido una anécdota que ha encandilado a sus seguidores, que ha pedido al matrimonio que continúe manteniendo esa conexión muchos años más.
Precisamente desde esta misma piscina, Castro, en plena recuperación posparto, mostró hace unos días su estado físico nueve meses después de dar a luz a su segunda hija. Sentada en el bordillo y mirando con una sonrisa su cuerpo, María colgaba dos fotografías a las que titulaba de manera independiente: “Foto 1: ‘Espera que me coloco’. Foto 2: ‘Mi posado madrileño del verano. En ambas, mi ombligo convertido en timbre tras dos embarazos y una hernia. Pero es lo que hay… así que ahí queda la estampita”, mostraba con orgullo su cuerpo.