Pelayo Díaz y Andy McDougall anunciaban a finales de año que su matrimonio había llegado a su fin después de tres años. “El amor se ha ido pero la magia se queda”, eran las palabras que utilizó el diseñador para confirmar la ruptura. Sin embargo, el primero que rompió su silencio tras la exclusiva de nuestros compañeros de Lecturas fue el argentino que, cinco meses después, ha vuelto a pronunciarse sobre este delicado asunto en el programa ‘Socialité’.

Andy se rompía al hablar por primera vez sobre su separación delante de las cámaras. “Ojalá vuelva a enamorarme así porque fue increíble”, sus ojos se inundaban de lágrimas al recordar su historia de amor, que acabó tras una fuerte disputa.

“Tuvimos esa última pelea, como de discusión y gritos… Es horrible pasar por eso”, lamentaba el empresario. “Nos miramos a la cara, nos abrazamos y dijimos: ‘No me puedo creer que nos esté pasando esto, que se haya terminado”, asumieron ambos la realidad de su matrimonio tras este violento episodio.

McDougall, consciente de que su matrimonio finalizó únicamente porque se dieron cuenta de que el amor se había acabado, aclaraba que el motivo por el que “chocábamos tanto” era porque tenían “personalidades muy diferentes”. Mientras que él se considera un hombre “muy tranquilo”, Pelayo, según sus declaraciones, “es una persona que lo que tiene que decirte te lo dice sin importar las consecuencias”.

También ha aprovechado esta intervención para romper su silencio acerca de los rumores sobre la existencia de terceras personas en su relación. “Sabía que tenía aplicaciones de ligoteo, pero no sabía que las usaba”, lanzaba este bombazo. “Alguna vez me mostraba: ‘mira ese chico”, recordaba haber visto alguna vez algún perfil de esta app de citas junto a Pelayo, “pero no éramos una relación abierta”, puntualizaba.

Pelayo, por su parte, en una entrevista en exclusiva para ¡Hola! publicada a principios de diciembre, quiso desmentir la infidelidad con rotundidad, dando la cara también por su expareja. “No ha habido, ni por mi parte ni por la de él. Siempre nos hemos respetado. Si hubiera habido, no podría ni verle”, zanjaba con claridad. “Me va a matar”, vaticinaba Andy, quizá con bastante tino, tras dar estas declaraciones sin previo aviso.